20. Y de Gad dijo. En la bendición de la tribu de Gad, solo se menciona la porción hereditaria, que había obtenido sin echar suertes. Por lo tanto, celebra la bendición de Dios, porque había otorgado a los gaditas una amplia morada; porque la palabra "ampliación" se refiere al alcance de su posesión. Pero en la medida en que en ese extremo de la tierra más allá de Jordania, estaban en una frontera hostil, él declara que serían guerreros y, por lo tanto, los compara con un león, que arranca a su presa a veces de la cabeza y a veces del brazo. Como, entonces, esa posición no sería tan pacífica como cualquier otra región en medio de Canaán, declara que deberían estar sanos y salvos, a través de su propia audacia. Y aunque no es una condición muy agradable ser acosado por guerras constantes, aún así, en un caso tan desagradable, la gracia de Dios no debía ser despreciada, lo que los hacía formidables para sus enemigos, y de gran valor, por lo que podrían no solo repelen las invasiones hostiles, pero estén dispuestos a hacer expediciones depredadoras. Si alguien objetara que la licencia de rapine no era adecuada para los hijos de Dios, la solución es obvia, que aquí no se hace referencia a lo que era legal, o lo que era deseable y loable, sino que se les ofreció un consuelo a modo de protección contra Las incursiones y molestias de sus enemigos. Además, la lujuria por el botín no está permitida, sino que se elogia su coraje para vencer a sus enemigos.

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