1. Y el Señor dijo a Moisés. Moisés repite nuevamente, ese consuelo le fue otorgado en su ansiedad, y un remedio dado por su falta de fe; ya que él estaba armado con autoridad divina, y Aaron fue designado como su compañero y asistente. Por eso fue "hecho un dios para Faraón", significa que se le proporcionó la autoridad y el poder supremo, por lo que debería derribar el orgullo del tirano. (77) Tampoco Dios se quitó nada de sí mismo para transferirlo a Moisés; ya que Él comunica a sus siervos lo que es peculiar de sí mismo como para permanecer en su plenitud. No, cada vez que parece renunciar a una parte de su gloria a sus ministros, solo enseña que la virtud y la eficacia de su Espíritu se unirán a sus labores, para que no sean infructuosas. Moisés, por lo tanto, era un dios para Faraón; porque en él Dios ejerció su poder, para ser superior a la grandeza del rey. Es una figura común de los hebreos, dar el título de Dios a todas las cosas excelentes, ya que Él solo reina sobre el cielo y la tierra, y exalta o derriba a los ángeles, así como a los hombres, según su voluntad. Con este consuelo, como he dicho, la debilidad de Moisés fue apoyada, de modo que, confiando en la autoridad de Dios, podría despreciar sin temor la ferocidad del rey. También se le da un refuerzo en la persona de su hermano, para que su tartamudeo no sea un obstáculo para él. Ya se ha comentado, que fue provocado por la ingratitud de Moisés, que la mitad del honor debería ser transferido a su hermano; aunque Dios, al darle como su compañero, disminuyó su dignidad hasta el punto de poner al menor antes que al primogénito. El nombre de "Profeta" se usa aquí para un intérprete; porque el oficio profético procede solo de Dios. Pero, debido a que Dios entregó de uno a otro lo que deseaba que se dijera o hiciera, Aarón está sujeto a Moisés, como si hubiera sido Dios; ya que es apropiado que se les escuche sin contradicción quiénes son los representantes de Dios. Y esto se aclara en el segundo verso, donde Dios restringe el poder dado a Moisés, y lo circunscribe dentro de sus límites apropiados; porque, cuando le ordena que hable lo que le mande, lo clasifica como su ministro y lo confina bajo autoridad, sin apartarse de sus propios derechos.

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