15. Y el Señor Dios tomó al hombre que Moisés ahora agrega, que la tierra fue dada al hombre, con esta condición, para que él se ocupara en su cultivo. De donde se deduce que los hombres fueron creados para emplearse en algún trabajo, y no para acostarse en la inactividad y la ociosidad. Este trabajo, en verdad, fue agradable y lleno de deleite, completamente exento de todo problema y cansancio; Sin embargo, dado que Dios ordenó que el hombre se ejerciera en la cultura de la tierra, condenó en su persona, todo reposo indolente. Por lo tanto, nada es más contrario al orden de la naturaleza que consumir la vida comiendo, bebiendo y durmiendo, mientras tanto no nos proponemos hacer nada. Moisés agrega, que la custodia del jardín fue dada a cargo de Adán, para mostrar que poseemos las cosas que Dios ha confiado a nuestras manos, con la condición de que, contentos con un uso frugal y moderado de ellas, debemos tomar cuidado de lo que quedará. Al que posea un campo, que participe de sus frutos anuales, para que no sufra el terreno por su negligencia; pero que se esfuerce por transmitirlo a la posteridad tal como lo recibió, o incluso mejor cultivado. Que se alimente tanto de sus frutos que no lo disipe por lujo, ni permita que se estropee o arruine por negligencia. Además, que esta economía y esta diligencia, con respecto a las cosas buenas que Dios nos ha dado para disfrutar, puedan florecer entre nosotros; que cada uno se considere el mayordomo de Dios en todas las cosas que posee. Entonces no se conducirá de manera disoluta ni se corromperá por el abuso de aquellas cosas que Dios requiere que se preserven.

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