3. Y se inclinó al suelo siete veces. Esto, en efecto, podría hacerlo con el fin de otorgar honor, ya que sabemos que la gente del oriente está inclinada a tener muchas más ceremonias que las que tenemos nosotros. Sin embargo, a mí me parece más probable que Jacob no rindió este honor simplemente a su hermano, sino que adoró a Dios, en parte para darle gracias y en parte para implorarle que aplacara a su hermano; pues se dice que se inclinó siete veces antes de acercarse a su hermano. Por lo tanto, antes de ver a su hermano, ya había dado muestra de reverencia o adoración. Podemos conjeturar, como he dicho, que este homenaje fue rendido a Dios y no al hombre: sin embargo, esto no está en contradicción con el hecho de que también se acercó como suplicante para apaciguar la ferocidad de su hermano por su humillación (112). Si alguien objeta que de esta manera depreció su derecho de primogenitura, la respuesta es fácil: que el hombre santo, por los ojos de la fe, estaba mirando más alto; pues sabía que el efecto de la bendición se difería hasta su tiempo apropiado, y, por lo tanto, estaba como la semilla que se está descomponiendo bajo la tierra. Por lo tanto, aunque fue despojado de su patrimonio y yacía despreciado a los pies de su hermano, ya que sabía que su primogenitura le estaba asegurada, se contentó con este derecho latente, consideró que los honores y las riquezas no eran nada y no dudó en ser considerado como inferior en presencia de su hermano.

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