4. Y Esaú corrió a su encuentro. Que Esaú recibe a su hermano con inesperada benevolencia y bondad es efecto del favor especial de Dios. Así, por este método, Dios demuestra que tiene los corazones de los hombres en su mano, para ablandar su dureza y mitigar su crueldad cuando así lo desea; en resumen, que los doma como se suelen domar a las bestias salvajes; y además, que escuchó las oraciones de su siervo Jacob. Por lo tanto, si en algún momento las amenazas de los enemigos nos alarmaran, aprendamos a recurrir a este sagrado ancla. Dios, de hecho, obra de diversas maneras y no siempre inclina las mentes crueles a la humanidad; pero, aunque estén furiosos, los contiene para que no hagan daño con su propio poder. Sin embargo, si es correcto, también puede fácilmente volverlos propicios hacia nosotros; y aquí vemos que Esaú se mostró así hacia su hermano Jacob. Es también posible que, aunque la crueldad estuviera reprimida en su interior, el sentimiento de humanidad tuviera un predominio temporal. Y como vemos que los egipcios fueron constreñidos, por un momento, a ejercer la humanidad, aunque pronto después su locura estalló, como lo testifica su conducta posterior, es creíble que la maldad de Esaú estuvo bajo restricción en este momento; y no solo eso, sino que su mente fue divinamente movida a mostrar afecto fraternal. Pues incluso en los réprobos, prevalece el orden establecido por Dios en la naturaleza, no de manera constante, pero sí hasta donde Él los contiene, para que no se lancen mutuamente a una matanza común. Y esto es muy necesario para la preservación de la raza humana. Porque pocos están tan gobernados por el espíritu de adopción como para cultivar sinceramente la caridad mutua entre ellos, como hermanos. Por lo tanto, que los hombres se perdonen mutuamente y no se apresuren furiosamente a la destrucción del otro, surge de ninguna otra causa que de la providencia secreta de Dios, que vela por la protección de la humanidad. Pero la vida de su propio pueblo fiel es aún más preciosa para Dios, de modo que les otorga un cuidado especial. Por lo tanto, no es de extrañar que por amor a su siervo Jacob, haya compuesto la mente feroz de Esaú hacia la gentileza.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad