Esaú corrió a su encuentro, no con ira, sino con amor: de manera tan maravillosa y repentina, Dios, quien tiene el corazón de todos los hombres en sus manos, y puede convertirlos cuando y como le plazca, cambió su corazón; y de un enemigo implacable, ¡hizo de él un amigo amable y cariñoso! Lo abrazó, se postró sobre su cuello y lo besó. Dios es el Dios de la naturaleza, y estar sin afecto natural es estar sin Dios. Ellos lloraron Jacob lloró de gozo por haber sido recibido tan bondadosamente; Esaú, tal vez, con dolor y vergüenza, al pensar en el mal plan que había concebido contra su hermano.

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