9. Si se nos juzga. Indudablemente, Peter pone la tiranía a cargo de los sacerdotes y los escribas, porque los examinan injustamente con respecto a un beneficio que merece elogios, como si él y sus compañeros hubieran cometido alguna ofensa atroz. Si, dice él, se nos acusa por esta causa, porque hemos curado a un hombre enfermo. Peter tiene en este lugar más respeto al malvado afecto de la mente que al orden mismo de la pregunta. Porque si, bajo el color de un milagro, los apóstoles hubieran alejado a la gente de la verdadera y sincera adoración a Dios, deberían haber sido dignamente llamados a responder por sí mismos; porque la religión supera con creces todas las cosas buenas de esta vida presente. Pero al ver que (sin tener ninguna causa en absoluto) ofendieron malvadamente lo que deberían haber honrado, Peter, apoyado con esta confianza, al principio los ceñía ingeniosamente con un prefacio burlón, porque se sientan como jueces para Condenar las buenas obras. Sin embargo, toca este punto, pero a la ligera, para que pueda pasar por alto el asunto.

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