22. No hay paz, dice Jehová a los impíos. Estas palabras, "dice el Señor", son incluidas por algunos comentaristas entre paréntesis; pero consideramos que tienen esta conexión con lo anterior, que el Señor niega a los hombres malvados esa "paz" de la cual no son dignos. (242) Y esto se agrega expresamente, que los hipócritas podrían, según su costumbre, no albergar una falsa confianza en estas promesas; porque él declara que las promesas no les pertenecen a ellos, para excluirlos por completo de la esperanza de salvación. Pero Isaías también parece haber puesto sus ojos en otra cosa; porque, dado que la mayor parte del pueblo, bajo la influencia de la impiedad, rechazó esta bendición, muchas personas débiles y débiles podrían dudar y estar aterrorizadas por la opinión de la multitud; (243) como en nuestros días vemos perturbadas conciencias débiles, cuando ven que la mayor parte de los hombres desprecian la doctrina de la salvación. Al ver a muchas personas puestas en peligro, aparta sus mentes de tal tentación, que no pueden ser molestados por la multitud de hombres malvados e incrédulos, que rechazan la gracia de Dios y esta condición próspera, pero eso, sin tener en cuenta para esos hombres, pueden abrazar y disfrutar de este beneficio.

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