18. Pero alégrate y alégrate para siempre. Exhorta a los creyentes a regocijarse, de la manera que deberían, a causa de tal beneficio otorgado por Dios. Y esto se agregó por el bien de la amplificación; porque los hombres no consideran adecuadamente los otros beneficios de Dios, y especialmente el que es el más alto y excelente de todos; porque los ignoran por completo o los valoran menos de lo que deberían hacer. Por este motivo, los creyentes deben estar excitados y exhortados por exhortaciones como estas, para que no se mastiquen a sí mismos para no ser agradecidos o no tengan en cuenta, o piensen que debe pasarse por alto, que, habiendo sido redimidos por la mano de Cristo, ellos llevar en sus corazones la promesa de la vida eterna y celestial. Esa es la razón por la cual Isaías mastica que los creyentes no elogian debidamente la redención de otra manera que no sea continuando su alegría durante todo el curso de su vida, y empleándose para celebrar las alabanzas de Dios.

Pues he aquí, creo que Jerusalén es un regocijo, y su pueblo una alegría. A primera vista, esto podría considerarse duro; pero se obtiene un excelente significado, que la base de la alegría en la liberación de la Iglesia será tan grande como para eliminar toda nube de tristeza. Y, de hecho, dado que incluso las aflicciones ayudan a nuestra salvación, (Romanos 8:28), tenemos buenas razones para regocijarnos en ellas.

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