Aquí el Profeta vuelve a su discurso anterior. Él había dicho que una copa le fue extendida por la mano de Dios, para que pudiera dársela a todas las naciones para beber. Ahora repite y confirma lo mismo, no de hecho que trajo este mensaje a todas las naciones; porque hemos dicho que el beneficio derivado de estas predicciones pertenecía solo a los judíos. Ni los tirios ni los sidonios sabían que fueron castigados por la mano de Dios cuando fueron saqueados por sus enemigos; esto nunca les vino a la mente, ni les había sido enseñado. El Profeta no había sido nombrado maestro; pero su deber era solo advertir a su propia nación.

Sin embargo, el Profeta, para que sus predicciones tengan mayor autoridad, se presenta aquí como el heraldo de Dios, denunciando la ruina sobre todas las naciones, por lo tanto les dirás: Así dice Jehová, etc. El verdadero Dios era desconocido para estos paganos, excepto que ellos había escuchado que Dios era adorado en Judea; pero al mismo tiempo despreciaban, sí, odiaban la verdadera religión. Pero, como ya dije, el Profeta se dirigió a su propio pueblo, solo a los judíos, aunque habló de extraterrestres y naciones lejanas. No puedo avanzar más ahora.

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