Aquí se elogia la prontitud de Baruch, ya que no desobedeció al Profeta de Dios, sino que voluntariamente asumió el cargo que le fue encomendado. Su oficina, como hemos dicho, no estuvo exenta de peligro. Como entonces su mensaje no era de ninguna manera popular, sino que, por el contrario, era muy desagradable, de ahí se ve la dedicación de Baruch. No se negó, porque sabía que esta carga se le imponía por algún motivo. Jeremías luego dice que hizo lo que se le había ordenado, y leyó en el Templo las palabras de Jehová (103) Él los llama un poco más lejos en las palabras de Jeremías, pero se quiere decir lo mismo; porque, como Dios es, por así decirlo, representado por sus ministros, entonces a menudo les transfiere lo que le pertenece peculiarmente. (Romanos 2:16; 2 Timoteo 2:8) Eso se llama la doctrina de Jeremías, que todavía, propiamente hablando, no tiene otro autor que Dios. Entonces Pablo llamó a ese Evangelio, del cual él era el predicador y testigo, su Evangelio; y, sin embargo, él mismo no había ideado el Evangelio, sino que lo había recibido de Cristo y lo había entregado fielmente de su mano.

Debemos, por lo tanto, notar este modo de hablar, que ocurre en todas partes en las Escrituras, lo mismo se le atribuye a Dios y a sus siervos. Así encontramos lo que puede parecer extraño: se dice que los Apóstoles perdonan los pecados, se dice que traen salvación; pero la razón es que fueron ministros de la gracia de Dios y exhortaron a los hombres en el nombre de Cristo a reconciliarse con Dios. Luego absolvieron, porque eran los testificadores de la absolución. Así también las palabras que Dios dictó a su siervo se llamaron las palabras de Jeremías; sin embargo, propiamente hablando, no eran palabras del hombre, porque no procedían de un hombre mortal, sino del único Dios verdadero. Sigue -

8. Y Baruc, el hijo de Neriah, hizo según todo lo que Jeremías el profeta le ordenó, para leer en el libro las palabras de Jehová en el casa de Jehová

Lo que Jeremías le había ordenado a Baruch era que tomara un rollo y escribiera las palabras de su boca: este Baruch lo hizo, y para este propósito, para poder leer las palabras (como lo dice el Targum) en la casa del Señor. - Ed.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad