16. Y la gente respondió y dijo, etc. Aquí vemos que no tenía razón para arrepentirse de la opción dada, cuando la gente no juraba en las palabras de otro, sin someterse obstinadamente a dictados extraños, declara que sería una cosa impía rebelarse de Dios. Y así tiende, en gran medida, a confirmar el pacto, cuando la gente voluntariamente impone la ley sobre sí misma. La esencia de la respuesta es que, dado que el Señor, por una redención maravillosa, los compró para sí mismo como un pueblo peculiar, les ha prestado constantemente su ayuda y ha demostrado que él está entre ellos como su Dios, sería una ingratitud detestable rechazarlo y rebelarse a otros dioses.

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