14. Ahora era el sábado. Cristo seleccionó deliberadamente el día de reposo, que debe haber dado un motivo de ofensa a los judíos. Ya había descubierto, en el caso del paralítico, que este trabajo podía calumniar. ¿Por qué, entonces, no evita la ofensa, que podría haber hecho fácilmente, sino porque la defensa emprendida malignamente por los hombres tendería a magnificar el poder de Dios? El día de reposo sirve como una piedra de afilar para afilarlos, para investigar con mayor entusiasmo todo el asunto. Y, sin embargo, ¿qué ventaja obtienen de un examen cuidadoso y serio de la pregunta, pero esto, que la verdad del Evangelio brilla más? Este ejemplo nos enseña que, si seguimos a Cristo, debemos excitar la ira de los enemigos del Evangelio; y que aquellos que se esfuerzan por lograr un compromiso entre el mundo y Cristo, a fin de condenar todo tipo de ofensas, están completamente locos, ya que Cristo, por el contrario, provocó a sabiendas y deliberadamente a hombres malvados. Deberíamos atender, por lo tanto, a la regla que él establece, que los que son ciegos y los líderes de los ciegos (Mateo 15:14) deben ser ignorados.

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