37. Ambos lo han visto. Por estas palabras de Cristo, el ciego no podía ser llevado más alto que a una porción muy pequeña y fría de la fe. Porque Cristo no menciona su poder, o la razón por la cual fue enviado por el Padre, o lo que ha traído a los hombres. Pero lo que pertenece principalmente a la fe es saber que, por el sacrificio de su muerte, se hizo expiación por nuestros pecados y nos reconciliamos con Dios; que su resurrección fue un triunfo sobre la muerte vencida; para que su Espíritu nos renueve, para que, muertos a la carne y al pecado, podamos vivir para la justicia; que él es el único mediador; que el Espíritu es el ferviente de nuestra adopción; en resumen, que en él se encuentra todo lo que pertenece a la vida eterna. Pero el evangelista no relata toda la conversación que Cristo sostuvo con él, o solo quiere decir que el ciego profesó su apego a Cristo, de modo que en adelante comenzó a ser uno de sus discípulos. Por mi parte, no tengo dudas de que Jesús tuvo la intención de ser reconocido por él como el Cristo, que desde este principio de fe podría llevarlo luego a un conocimiento más íntimo de sí mismo.

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