36. ¿Quién es él, Señor, para que yo pueda creer en él? De esta respuesta del ciego es evidente que, aunque todavía no había alcanzado ningún conocimiento claro o cierto de Cristo, seguía siendo obediente y listo para recibir instrucción; porque estas palabras significan: "Tan pronto como me lo señalen, estoy listo para abrazarlo". Pero debe observarse que el ciego desea ser instruido por Cristo como Profeta; porque él ya estaba convencido de que Cristo había sido enviado por Dios, y por lo tanto no confía al azar en su doctrina.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad