Verso 36. ¿Quién es, Señor...?  es muy probable que el ciego no supiera que era Jesús el Cristo quien ahora le hablaba; pues es evidente que nunca lo había visto antes de ese momento; y ahora podía verlo sin saber que era la persona por la que había sido curado, hasta que nuestro Señor hizo ese descubrimiento de sí mismo, mencionado en el versículo siguiente.

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