Respondió él y dijo: ¿Quién es, Señor, para que yo crea en él?

Él respondió y dijo: ¿Quién es él, Señor, para que yo (o más bien, 'pueda') creer en él? Este es evidentemente el lenguaje de alguien que sí creía en Aquel que había realizado una obra tan maravillosa en él, y que ahora sólo anhelaba contemplarlo y reconocerlo personalmente. Los siguientes dos versículos muestran que este es el estado real de Su mente.

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