6. No nos es lícito tirarlo al tesoro. Por lo tanto, parece claro que los hipócritas, al no prestar más atención a la apariencia externa, son culpables de jugar con Dios. Siempre que no violen a su Corbán, (Marco 7:11), imaginan que en otros asuntos son puros y no se preocupan por el infame trato, por el cual, no menos que Judas, tuvieron provocó contra ellos la venganza de Dios. Pero si era ilegal poner en el tesoro sagrado el precio de la sangre, ¿por qué era legal para ellos sacarle el dinero? porque toda su riqueza se derivaba de las ofrendas del templo, y de ninguna otra fuente tomaron lo que ahora escruten para mezclarse nuevamente con él como contaminado. Ahora, ¿de dónde vino la contaminación sino de ellos mismos?

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