5. El Señor a tu diestra En estas palabras, David celebra la naturaleza terrible de ese poder que Cristo posee para la dispersión y destrucción de sus enemigos; y por este medio afirma que, aunque está rodeado por bandas de enemigos mortales, sus intentos malignos no evitarían que Dios sostenga al Rey a quien ha establecido. Es apropiado considerar la expresión, en el día de su ira, por la cual se nos instruye pacientemente a soportar la cruz, si sucede que Dios, por un tiempo, se oculta durante la prevalencia de la crueldad y la furia de los enemigos; porque él sabe bien cuándo llega la temporada plena y en forma para vengarse de ellos. Luego, invierte a Cristo con poder sobre las naciones, y al pueblo de labios incircuncisos; lo que significa que no fue elegido Rey para reinar solo sobre los habitantes de Judea, sino también para mantener bajo su influencia naciones distantes, de acuerdo con lo que se predicaba de él en Salmo 2:8. Y debido a que, en todas partes de la tierra, así como en los confines de Judea, habría muchas personas rebeldes y desobedientes, él también anuncia su destrucción; así intimidante, que todos los que se opongan a Cristo, deben caer ante él, y su obstinación debe ser sometida.

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