Cuando el salmista reza (versículo 15) para que sus enemigos puedan ser destruidos por una recompensa de su vergüenza, el significado es este: ya que su único deseo ha sido abrumarme de vergüenza, para que, aun así consternados y confundidos, puedan hazme el objeto de su burla; así que deja que una confusión similar caiga sobre sus propias cabezas. En la segunda cláusula del versículo, describe la naturaleza de esta confusión al relatar los términos de su malvado triunfo, por el cual derramaron desprecio sobre él mientras estaba tan oprimido por la miseria y la aflicción. Aquí se nos enseña que, cuando nuestros enemigos nos hayan perseguido al máximo, también se les prepara una recompensa; y que Dios retrocederá y hará caer sobre sus propias cabezas, todo el mal que habían ideado contra nosotros; y esta doctrina debe actuar como una restricción sobre nosotros, para que podamos comportarnos de manera compasiva y amable con nuestros vecinos.

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