8. ¡Pero tú, oh Jehová! Se reirán de ellos. Ante toda esta oposición, David solo se eleva a una mayor confianza. Cuando dice que Dios se reiría de sus enemigos, emplea una figura que está bien adaptada para mejorar el poder de Dios, sugiriendo que, cuando los malvados han perfeccionado sus planes al máximo, Dios puede, sin ningún esfuerzo, y, como fueron, en el deporte, disiparlos a todos. Tan pronto como Dios confabula en sus procedimientos, su orgullo e insolencia toman la ocasión de manifestarse: porque olvidan que incluso cuando parece haber suspendido la operación, solo necesita asentir, y sus juicios serán ejecutados. Por consiguiente, David, en desacato a sus adversarios, les dice que Dios no tenía necesidad de hacer preparativos extensos, pero que, en el momento en que lo considerara apropiado para hacer una retribución, por un simple juego de su poder, los aniquilaría a todos. De esta manera, transmite una severa reprimenda a ese enamoramiento ciego que los llevó a alardear tan intempestivamente de sus propios poderes e imaginar que Dios estaba durmiendo en los cielos. Al final del verso, se hace mención de todas las naciones, para dar a entender que aunque podrían igualar a todo el mundo en números, probarían ser una simple burla con toda su influencia y recursos. O las palabras pueden leerse - Incluso como has burlado a todas las naciones. Una cosa es obvia, que David ridiculiza la vana jactancia de sus enemigos, que no creían que una empresa fuera demasiado grande para ser lograda por sus números.

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