14. Líbrame del lodo para que no me hunda. El salmista repite la misma similitud que había usado antes, pero de una manera diferente. Anteriormente había dicho que estaba hundido en el fango, y ahora reza para que no se hunda en él. En resumen, ahora reza para que esas cosas no le ocurran a él, de lo que anteriormente se había quejado de haberlo sucedido. Pero es muy fácil conciliar esta diversidad de afirmaciones; porque en la apertura del salmo habló de acuerdo con su sentimiento y experiencia reales; pero ahora, mirando el tema, aunque vive en medio de la muerte, aprecia la esperanza de la liberación. Esto se expresa aún más claramente en la última cláusula del versículo 15, donde reza: No dejes que el pozo cierre su boca sobre mí; que es como si hubiera dicho: No dejes que la gran multitud y el peso de mis aflicciones me abrumen, y no dejes que la tristeza me trague.

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