8. Porque en la mano de Jehová hay una copa. (261) El salmista aquí se aplica más directamente al uso del piadoso ese juicio del que acaba de hablar. Afirma que el objeto por el cual Dios reina es que ninguna iniquidad puede quedar impune; pero que cuando los hombres malvados rompan toda restricción y se abandonen a la maldad, puede arrastrarlos al castigo merecido. De esto aprendemos nuevamente qué estimación debemos formar de la providencia de Dios, que debemos considerar que ejerce su control mediante una energía siempre presente sobre cada parte de nuestra vida. Por lo tanto, se afirma que Dios tiene en su mano una copa con la cual emborrachar a los malvados. La palabra חמר, chamar, significa lleno de heces, y también rojo. Como el vino tinto entre los judíos era el más fuerte y agudo, podemos suponer que aquí se hace referencia a él; y la similitud es muy apropiada, lo que representa a Dios como si tuviera en su mano vino de un carácter altamente intoxicante, con el cual emborrachar a los impíos hasta la muerte. Está implícito, que la rapidez de la venganza divina es increíble, se asemeja a la rapidez y el poder con el que el vino fuerte penetra en el cerebro, y produce locura o enciende una fiebre. Es por esto que se dice que el vino en la copa de Dios es de color rojo; como se dice en Proverbios 23:31,

"No mires el vino cuando está rojo en la copa".

Tampoco es ninguna objeción a esto que se describa poco después como lleno de mezcla. Estas dos cosas no están mal de acuerdo entre sí; primero, que los malvados se emborrachan de repente con la venganza de Dios; y, en segundo lugar, que lo beben hasta las heces, hasta que perezcan. Algunos dan una explicación diferente del término mezcla, considerando, pero sin ninguna justificación, la alusión a la costumbre que prevalece en climas cálidos de diluir vino con agua. Esta expresión, está llena de mezcla, se añadió más bien para dar fuerza adicional a la declaración del profeta; Su objetivo es comparar la vehemencia y la furia de la ira de Dios con el vino especiado. (262) Por estas cifras, él insinúa que será imposible que los impíos escapen bebiendo la copa que Dios pondrá en sus manos, y que serán obligado a drenarlo hasta la última gota.

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