Porque en la mano del SEÑOR hay una copa, y el vino es rojo; está lleno de mezcla; y de él derrama; mas sus heces las escurrirán y beberán todos los impíos de la tierra.

(f) La ira de Dios se compara con una copa de vino fuerte y delicado, con el cual los malvados se emborrachan de tal manera que, bebiendo hasta llegar a la mismísima hez, se destruyen por completo.

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