11. Promete y paga a Jehová tu Dios. Ahora se exhorta a los fieles al ejercicio de la gratitud. Según la ley, la costumbre prevalecía entre los judíos de jurar sacrificios por las bendiciones singulares que Dios les había conferido, por lo cual reconocieron solemnemente que su seguridad dependía únicamente de él, y que a él estaban totalmente en deuda por ello. nuevamente para participar en este ejercicio de religión; y por la palabra pagar se pretende inculcar firmeza, para enseñarles que no deben hacer un reconocimiento repentino y desconsiderado, sino que también deben testificar en todo momento que el recuerdo de su liberación estaba profundamente arraigado en sus corazones. Su negocio más importante, sin duda, era reflexionar seriamente con ellos mismos que Dios era el autor de su salvación; pero aún debe observarse que la profesión solemne de religión, por la cual cada hombre se estimula no solo a sí mismo sino también a otros para el cumplimiento de su deber, está lejos de ser superflua. En la segunda cláusula, los abordados parecen ser las naciones vecinas; como si se hubiera dicho, que una manifestación tan especial de la bondad de Dios era digna de ser celebrada incluso por naciones extranjeras y no circuncidadas. (282) Pero me parece que el sentido más agradable para el contexto es que estas palabras están dirigidas a los levitas oa toda la posteridad de Abraham, de quien no se dice incorrectamente que está cerca de Dios, tanto porque el tabernáculo estaba ubicado en medio del campamento mientras los israelitas viajaban en el desierto, como también porque el lugar de descanso asignado para el arca era el monte Sión, donde la gente estaba acostumbrada a recurrir desde todas las partes circundantes del país. Y los levitas les habían confiado el cargo del templo, y fueron designados para vigilarlo y protegerlo. La palabra למורא, lammora, es referida a Dios por la mayoría de los intérpretes, y la traducen terrible. Sin embargo, el término miedo a veces se toma en sentido pasivo para Dios mismo. (283) Si se aplica a los gentiles y a los hombres no religiosos, (284) el sentido será que serán tributarios de Dios; porque, abrumados por el miedo, ya no se atreverán a ofrecerle resistencia. Pero es más probable que esta palabra tenga una referencia a Dios, a quien el profeta declara justamente digno de ser temido, después de haber dado una prueba tan notable de su poder.

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