71. Le impidió seguir a las ovejas que amamantaban, etc. La gracia de Dios se aleja aún más de la circunstancia de que David, que era un cuidador de ovejas, fue hecho el pastor del pueblo elegido y la herencia de Dios. Hay una alusión a la condición original de David; pero el Espíritu de Dios, al mismo tiempo, nos muestra la diferencia entre reyes buenos y legítimos, y tiranos, ladrones y extorsionadores insaciables, al decirnos que cualquiera que aspire al carácter de los primeros debe ser como los pastores.

Más tarde se agrega (versículo 72) que David había cumplido fielmente los deberes del fideicomiso que se le había encomendado. Con esto, el profeta indirectamente reprende la ingratitud y la perversidad del pueblo, que no solo revocó el orden santo e inviolable que Dios había establecido, sino que también, al sacudirse su yugo saludable, se arrojó a un estado de dispersión miserable. Lo que sigue con respecto a la prudencia de las manos de David parece ser una forma de expresión inadecuada. Pero se pretende expresar a la fuerza, que no solo tuvo éxito en lo que había emprendido, sino que fue gobernado por el Espíritu de Dios, lo que le impidió poner su mano al azar en cualquier trabajo que pudiera interponerse en su camino, y lo condujo prudentemente y hábilmente a hacer aquello a lo que la fe y el deber lo llamaban; y así, en el éxito de sus emprendimientos, su sabiduría parece más conspicua que su buena fortuna.

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