6 ¿Para quién en las nubes se puede comparar con Jehová? El profeta ahora procede a ilustrar más lejos lo que dijo respecto a las maravillas de Dios, y exclama enfáticamente: ¿Quién en las nubes puede compararse con Dios? La razón por la que habla de las nubes, o del cielo, es porque, lo que no es sorprendente, no se puede encontrar nada en la tierra que pueda acercarse a la gloria de Dios. Aunque el hombre supera a otras criaturas vivientes, vemos cuán despreciable y miserable es su condición, o más bien, cuán llena es de vergüenza y reproche. De donde se sigue, que debajo del cielo no hay excelencia que pueda competir con la de Dios. Pero cuando ascendemos al cielo, inmediatamente cautivados por la admiración, concebimos una multitud de dioses que eliminan al Dios verdadero. La última cláusula del verso, en la que se dice, que entre los hijos de los dioses no hay ninguno como el Dios verdadero y único, es una explicación de la primera. La opinión de algunos, que por las nubes, o los cielos, debe entenderse como el sol, la luna y las estrellas, es refutada por el contexto mismo. La cantidad es, entonces, que incluso en los cielos, solo Dios tiene toda la preeminencia, y no tiene ninguno como compañero o igual. La denominación de los hijos de los dioses se da aquí a los ángeles, porque no tienen su origen en la tierra, ni están vestidos con un cuerpo corruptible, sino que son espíritus celestiales, adornados con una gloria divina. No significa que sean parte de la esencia o sustancia Divina, como sueñan algunos fanáticos; pero a medida que Dios muestra su poder en ellos, se les atribuye este título para distinguir entre su naturaleza y la nuestra. En resumen, aunque una mayor majestad brille en los ángeles que en otras criaturas, ante la contemplación de la cual somos cautivados con admiración, sin embargo, no se acercan a Dios para oscurecer y perjudicar su gloria por su excelencia, o para compartir con él en la soberanía del universo. Este es un punto digno de nuestra cuidadosa atención; porque, aunque Dios en todas partes declara en su palabra que los ángeles son solo sus sirvientes, y siempre listos para ejecutar sus mandamientos, sin embargo, el mundo, no contento con tener un solo Dios, se forja un sinnúmero de deidades.

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