18. Porque los pobres no siempre serán olvidados. La afirmación de que Dios no abandonará a los pobres y afligidos para siempre, es una confirmación de la oración anterior. Por ello, insinúa, que de hecho pueden parecer abandonados por un tiempo. Recordemos, por lo tanto, que Dios nos ha prometido su ayuda, no en la forma de prevenir nuestras aflicciones, sino de por fin socorrernos después de haber sido sometidos por mucho tiempo bajo la cruz. David habla expresamente de esperanza o expectativa, para alentarnos a la oración. La razón por la cual Dios parece no darse cuenta de nuestras aflicciones es porque quiere que lo despertemos por medio de nuestras oraciones; porque cuando escucha nuestras peticiones, (como si comenzara pero luego se acordara de nosotros), extiende su poderosa mano para ayudarnos. David repite nuevamente que esto no se hace de inmediato, para que podamos perseverar en la esperanza, aunque nuestras expectativas no se satisfagan instantáneamente.

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