La segunda marca del buen pastor es introducida por una repetición del anuncio: ἐγώ… καλός. Y esta segunda marca no se expresa en términos generales aplicables a todos los buenos pastores, sino directamente de Él mismo: Hay un conocimiento recíproco entre Jesús y sus ovejas.

Y la existencia de este conocimiento es la prueba de que Él es el Pastor. El reclamo del pastor es autenticado por su conocimiento de las marcas y caminos de las ovejas, y por su conocimiento de ellas como se muestra en su venida a su voz y sumisión a su mano. Agustín dice: “Ellos a veces no se conocen a sí mismos, pero el pastor los conoce”.

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