ἐκεῖνος ἐμὲ δόξασει, “Él me glorificará”. El cumplimiento de esta promesa se encuentra en cada acción y palabra de los Apóstoles. Bajo la guía del Espíritu vivieron enteramente para Cristo: la dispensación del Espíritu era la dispensación cristiana. Esto se explica con más detalle en ὅτι ἐκ τοῦ ἐμοῦ λήψεται… “porque Él tomará de lo mío, y os lo hará saber”.

El Espíritu no se basa en ninguna otra fuente de información o inspiración. Es siempre “de lo que es de Cristo” que Él provee a la Iglesia. Sólo así podía Él glorificar a Cristo. No al llevar a la Iglesia más allá de Cristo, sino al exhibir más plenamente la plenitud de Cristo, Él cumple Su misión.

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