El me glorificará, porque tomará de lo mío, y os lo hará saber.

Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. Así, todo el propósito del ministerio del Espíritu es glorificar a Cristo, no en Su propia Persona, pues esto fue hecho por el Padre cuando lo exaltó a Su diestra, sino en la vista y estimación de los hombres. Con este propósito, Él debía "recibir de Cristo", es decir, todo lo relacionado con Su Persona y Obra, "y mostrárselo a ellos", o hacerles discernirlo por medio de Su enseñanza interna, en su propia luz. La naturaleza interna o subjetiva de la enseñanza del Espíritu - cómo Su ministerio es descubrir a las almas de los hombres lo que Cristo es externamente u objetivamente- se expresa claramente aquí; al mismo tiempo, se destaca la vanidad de buscar revelaciones del Espíritu que vayan más allá de iluminar el alma acerca de lo que Cristo mismo es, enseñó y hizo en la tierra.

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