CAPITULO 2.

CONFLICTO INCIPIENTE.

Este capítulo y los primeros seis versículos del siguiente relatan incidentes que, aunque no se representan como si ocurrieran al mismo tiempo, tienen un solo objetivo: exhibir a Jesús como objeto de desagrado para las clases religiosas, los escribas y los fariseos. Tarde o temprano, y más temprano que tarde, esto era inevitable. Jesús y ellos eran demasiado diferentes en pensamiento y formas para que la buena voluntad prevaleciera entre ellos por mucho tiempo.

No pasaría mucho tiempo antes de que el nuevo Profeta atrajera su atención. Los comentarios de la gente en la sinagoga de Capernaum, sin duda repetidos a menudo en otros lugares, sobre el contraste entre su estilo de enseñanza y el de los escribas, pronto llegarían a sus oídos y no tenderían a promover una buena comprensión. Ese era un motivo definitivo de ofensa, y seguramente surgirían otros.

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