“Las Iglesias de Asia os saludan. Aquila y Priscila os saludan mucho en el Señor, con la Iglesia que está en su casa. 20. Os saludan todos los hermanos. Saludaos unos a otros con ósculo santo”.

Asia denota la provincia de ese nombre, Asia proconsular que abarcaba toda la región suroeste de Asia Menor e incluso Frigia. Sin duda, el apóstol vio con frecuencia en Éfeso a representantes de las numerosas iglesias fundadas en esos lugares; o incluso él mismo los visitó; borrador Hechos 20:25 . Por lo tanto, podría haber sido realmente encargado por ellos con estos saludos. Puede suponerse que entre ellos estaban los de Colosas, Hierápolis y Laodicea.

El saludo especial de Aquila y Priscila se explica fácilmente si tenemos en cuenta que anteriormente se habían establecido con Pablo en Corinto, y que habían ayudado a fundar las dos Iglesias de Corinto y Éfeso. La Iglesia reunida en su casa indudablemente comprendía no sólo a su propia familia y trabajadores, sino también a todos aquellos cristianos de Éfeso que tenían su lugar central de adoración en esta casa.

El κατά es distributivo e indica que había otras casas en Éfeso donde se reunían los cristianos que vivían en otros barrios de la ciudad. Por lo tanto, debe haber varios lugares de reunión en las grandes ciudades como Éfeso, Corinto o Roma. No existe un ejemplo cierto de la existencia de edificios especiales dedicados al culto cristiano dentro del territorio del Imperio Romano antes del siglo III (Edwards).

El tercer saludo es dirigido por todos los hermanos , miembros de la Iglesia de Éfeso. Uno siente al leer tales saludos, que la historia de las naciones está llegando a su fin, y la de una nueva nación de un tipo completamente diferente está comenzando.

Esta manifestación de amor, por parte de las demás Iglesias, debe reavivar el amor fraterno entre todos los miembros de la Iglesia que es su objeto; y este fuego de caridad que arde en sus corazones debe manifestarse exteriormente en el beso fraterno , según la costumbre recibida entre los primeros cristianos. En tiempos de Justino este rito se celebraba entre la oración y la Santa Cena.

Se dice que el presidente de la asamblea besaba al hermano más cercano, y así en orden, mientras que las mujeres de su lado hacían lo mismo. En este caso, tenemos que imaginar la ceremonia que tiene lugar en el momento en que la congregación terminó la lectura de esta carta. Es una comisión, por así decirlo, que el apóstol les da unos a otros.

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