Pero de la multitud muchos creyeron en él, y decían: Cuando venga el Cristo, ¿hará más milagros que los que ha hecho este hombre? 32. Los fariseos oyeron este rumor que circulaba entre la multitud acerca de él, y los principales sacerdotes y los fariseos enviaron oficiales para prenderlo.

Mientras los adversarios de Jesús se fijaban en sus designios hostiles, gran parte de la multitud se fortalecía en la fe. Juan 7:31 marca un avance decidido sobre Juan 7:12 . Los partidarios de Jesús son más numerosos y su profesión de fe más explícita, a pesar de la posición de dependencia en que todavía se encontraban con respecto a los gobernantes.

Si la timidez no los hubiera detenido, habrían avanzado hasta el punto de proclamar a Jesús el Mesías. La lectura ἐποίησεν, ha hecho , se reemplaza incorrectamente en el manuscrito sinaítico. por ποιεῖ, lo hace. La pregunta es acerca de sus primeros milagros en Galilea y en la misma Judea: Juan 2:23 ; cap. 5; Juan 6:2 .

Esta impresión hecha en la multitud exaspera a los gobernantes, especialmente a los del partido farisaico. El lugar de las reuniones del Sanedrín no podía estar lejos de aquel por donde transcurrían estas escenas (ver com. Juan 8:20 ). Por lo tanto, es posible que, al ir allí, algunos de los gobernantes hayan oído con sus propios oídos esta charla favorable a Jesús; o también los espías pueden habérselo traído durante su reunión; el término oído admite ambos significados.

Este es el momento en que el Sanedrín se deja impulsar a un paso que puede considerarse como el comienzo de las medidas judiciales cuyo fin fue la crucifixión de Jesús. Ciertamente estuvo bajo la influencia del partido farisaico, cuyo nombre aparece dos veces en este versículo. La segunda vez, sin embargo, su nombre es precedido, según la lectura verdadera, por el de los principales sacerdotes; estos últimos se mencionan aparte, porque pertenecían en esta época más bien al partido de los saduceos, y se colocan en primer lugar porque, si el impulso hubiera sido de los fariseos, las medidas en la vía de la ejecución debían partir de los principales sacerdotes, quienes, como miembros de las familias sacerdotales, formaban la parte gobernante del Sanedrín.

Los oficiales que fueron enviados sin duda no tenían orden de prenderlo inmediatamente; de lo contrario, no podrían haber dejado de ejecutar esta comisión. Debían mezclarse entre la multitud y, aprovechando un momento favorable en que Jesús les diera algún asidero contra Él, y cuando el viento de la opinión popular cambiara, tomar posesión de Él y llevarlo ante el Sanedrín. Hay en esta historia matices y una exactitud de detalles que muestran un testigo presencial.

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