Se siembra en deshonra. El cuerpo del hombre cuando es enterrado y arrojado como semilla en la tierra, es bajo, grueso, pesado, opaco.

Es resucitado en gloria. Se levantará glorioso claro, resplandeciente. El Apóstol ataca aquí otra raíz de su error. Hubo algunos que en ese tiempo negaron la resurrección del cuerpo por considerar que el cuerpo, por ser pesado y carnoso, no era apto para ser la morada del alma en bienaventuranza, y para gozar de la vida divina, como testifica San Dionisio. al refutarlas ( Eccles. Hierarch. c. 7). El Apóstol corta esto declarando que al alma en gloria se le debe dar un cuerpo glorificado correspondiente.

Se siembra en debilidad. Es débil, lento, inerte cuando muere y es enterrado.

Se eleva en el poder. Potente, rápido, ágil.

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Antiguo Testamento