1 Corintios 15:1-58

1 Además, hermanos, les declaro el evangelio que les prediqué y que recibieron y en el cual también están firmes;

2 por el cual también son salvos, si lo retienen como yo se los he predicado. De otro modo, creyeron en vano.

3 Porque en primer lugar les he enseñado lo que también recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras;

4 que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras;

5 que apareció a Pedro y después a los doce.

6 Luego apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven todavía; y otros ya duermen.

7 Luego apareció a Jacobo, y después a todos los apóstoles.

8 Y al último de todos, como a uno nacido fuera de tiempo, me apareció a mí también.

9 Pues yo soy el más insignificante de los apóstoles, y no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios.

10 Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia para conmigo no ha sido en vano. Más bien, he trabajado con afán más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios que ha sido conmigo.

11 Porque ya sea yo o sean ellos, así predicamos, y así han creído.

12 Ahora bien, si Cristo es predicado como que ha resucitado de entre los muertos, ¿cómo es que algunos entre ustedes dicen que no hay resurrección de muertos?

13 Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo ha resucitado.

14 Y si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra predicación; vana también es la fe de ustedes.

15 Y aun somos hallados falsos testigos de Dios, porque hemos atestiguado de Dios que resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si se toma por sentado que los muertos no resucitan.

16 Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo ha resucitado;

17 y si Cristo no ha resucitado, la fe de ustedes es inútil; todavía están en sus pecados.

18 En tal caso, también los que han dormido en Cristo han perecido.

19 ¡Si solo en esta vida hemos tenido esperanza en Cristo, somos los más miserables de todos los hombres!

20 Pero ahora, Cristo sí ha resucitado de entre los muertos, como primicias de los que durmieron.

21 Puesto que la muerte entró por medio de un hombre, también por medio de un hombre ha venido la resurrección de los muertos.

22 Porque así como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos serán vivificados.

23 Pero cada uno en su orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida.

24 Después el fin, cuando él entregue el reino al Dios y Padre, cuando ya haya anulado todo principado, autoridad y poder.

25 Porque es necesario que él reine hasta poner a todos sus enemigos debajo de sus pies.

26 El último enemigo que será destruido es la muerte.

27 Porque ha sujetado todas las cosas debajo de sus pies. Pero cuando dice: “Todas las cosas están sujetas a él”, claramente está exceptuando a aquel que le sujetó todas las cosas.

28 Pero cuando aquel le ponga en sujeción todas las cosas, entonces el Hijo mismo también será sujeto al que le sujetó todas las cosas, para que Dios sea el todo en todos.

29 Por otro lado, ¿qué harán los que se bautizan por los muertos? Si los muertos de ninguna manera resucitan, ¿por qué, pues, se bautizan por ellos?

30 ¿Y por qué, pues, nos arriesgamos nosotros a toda hora?

31 Sí, hermanos, cada día muero; lo aseguro por lo orgulloso que estoy de ustedes en Cristo Jesús nuestro Señor.

32 Si como hombre batallé en Éfeso contra las fieras, ¿de qué me aprovecha? Si los muertos no resucitan, ¡comamos y bebamos, que mañana moriremos!.

33 No se dejen engañar: “Las malas compañías corrompen las buenas costumbres”.

34 Vuelvan a la sobriedad, como es justo, y no pequen más, porque algunos tienen ignorancia de Dios. Para vergüenza de ustedes lo digo.

35 Pero dirá alguno: ¿Cómo resucitan los muertos? ¿Con qué clase de cuerpo vienen?

36 Necio, lo que tú siembras no llega a tener vida a menos que muera.

37 Y lo que siembras, no es el cuerpo que ha de salir, sino el mero grano, ya sea de trigo o de otra cosa.

38 Pero Dios le da un cuerpo como quiere, a cada semilla su propio cuerpo.

39 No toda carne es la misma carne; sino que una es la carne de los hombres, otra la carne de los animales, otra la de las aves y otra la de los peces.

40 También hay cuerpos celestiales y cuerpos terrenales. Pero de una clase es la gloria de los celestiales; y de otra, la de los terrenales.

41 Una es la gloria del sol, otra es la gloria de la luna y otra la gloria de las estrellas; porque una estrella es diferente de otra en gloria.

42 Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción; se resucita en incorrupción.

43 Se siembra en deshonra; se resucita con gloria. Se siembra en debilidad; se resucita con poder.

44 Se siembra cuerpo natural; se resucita cuerpo espiritual. Hay cuerpo natural; también hay cuerpo espiritual.

45 Así también está escrito: el primer hombre Adán llegó a ser un alma viviente; y el postrer Adán, espíritu vivificante.

46 Pero lo espiritual no es primero, sino lo natural; luego lo espiritual.

47 El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre es celestial.

48 Como es el terrenal, así son también los terrenales; y como es el celestial, así son también los celestiales.

49 Y así como hemos llevado la imagen del terrenal, llevaremos también la imagen del celestial.

50 Y esto digo, hermanos, que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción heredar la incorrupción.

51 He aquí, les digo un misterio: No todos dormiremos, pero todos seremos transformados

52 en un instante, en un abrir y cerrar de ojos, a la trompeta final. Porque sonará la trompeta, y los muertos serán resucitados sin corrupción; y nosotros seremos transformados.

53 Porque es necesario que esto corruptible sea vestido de incorrupción, y que esto mortal sea vestido de inmortalidad.

54 Y cuando esto corruptible se vista de incorrupción y esto mortal se vista de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: ¡Sorbida es la muerte en victoria!

55 ¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?.

56 Pues el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley.

57 Pero gracias a Dios, quien nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.

58 Así que, hermanos míos amados, estén firmes y constantes, abundando siempre en la obra del Señor, sabiendo que su arduo trabajo en el Señor no es en vano.

CAPITULO 15

EVIDENCIAS DE LA RESURRECCION QUE PRUEBAN EL ERROR DE LOS QUE LA NEGABAN EN CORINTO. La resurrección de Cristo se basa en la evidencia de muchos testigos oculares, incluyendo a Pablo mismo, y es la grande verdad que se proclama como la base fundamental del evangelio. Los que niegan la resurrección en general, deben negar la de Cristo, y la consecuencia de esto será que son vanas la predicación y la fe cristianas.

1. Además—“Ahora.” [Alford y Ellicott.] os declarolit., “Os hago saber”. Esta expresión indica un grado de reproche por tener que impartirles de nuevo esta verdad, por causa de algunos entre ellos que “no conocen a Dios” (v. 34). Véase Gálatas 13:11. el evangelio en el cual … perseveráis—Es decir, en el cual estáis firmes. Este es en efecto vuestro privilegio actual, si no os dejáis caer de vuestra alta vocación.

2. si retenéis la palabra que os he predicado—Críticos eruditos, Bengel, etc., prefieren conectar las palabras así: “Os declaro el Evangelio (v. 1) … en las mismas palabras en las que os lo prediqué.” Les recuerda, o más bien les da a conocer como si fuese por primera vez, no sólo el hecho del evangelio, sino que también usa las mismas palabras y argumentos que había usado antes. En tal caso tradúzcase: “Si (el evangelio) lo retenéis firme.” Yo prefiero la traducción de la versión inglesa: “Por el cual sois salvos, si retenéis (en la memoria y en la aprobación personal) la palabra (logos, lenguaje) con que os lo prediqué.” sois salvos—Más bien: “estáis siendo salvados.” si no creísteis en vano—Lo que es imposible si la fe descansa en la resurrección de Cristo como en realidad objetiva.

3. os he enseñado—Más bien “os entregué” un credo corto, o resumen de artículos de fe, el que probablemente existía entonces; y se exigía una profesión de acuerdo con el mismo de parte de los bautizandos (Hechos 8:37). primeramentelit., “entre los primeros puntos” (Hebreos 6:2). La propiciación es, en la opinión de Pablo, de importancia primaria. lo que … recibí—de parte de Cristo mismo por revelación especial (comp. cap. 11:23). Cristo fué muerto por nuestros pecados—Esto es, para expiarlos: para quitar nuestros pecados (1 Juan 3:5, Joel 3:5; comp. Gálatas 1:4). “Se dió a sí mismo por nuestros pecados” (Isaías 53:5; 2 Corintios 5:15; Tito 2:14). La preposición “por” aquí no denota, como en otros textos, la sustitución vicaria, sino “en favor de” (Hebreos 5:3; 1 Pedro 2:24). No significa, sin embargo, meramente “a causa de.” idea que se expresa en el griego por medio de un vocablo diferente (Romanos 4:25). conforme a las Escrituras—que “no pueden ser quebrantadas.” Pablo considera el testimonio de las Escrituras de mayor importancia que el testimonio monio de los que vieron al Señor después de la resurrección. [Bengel.] Por esto nuestro Señor cita Isaías 53:12, en Lucas 22:37; véase Salmo 22:15, etc.; Daniel 9:26.

4. fué sepultado—Su sepultura está más íntimamente conectada con su resurrección que su muerte. En el momento de su muerte, el poder de su inextinguible vida se manifestó (Mateo 27:52). La tumba fué para él no el destinado receptáculo de corrupción, sino una cámara propia que dió entrada a la vida (Hechos 2:26). [Bengel.] resucitó—En griego: “está resucitado;” Se inició este estado de resurrección, y sus consecuencias continúan.

5. apareció a Cefas—Pedro (Lucas 24:34). y … a los doce—El número redondo que se usa en vez de “los once” (Lucas 24:33, Lucas 24:36). “Los doce” era el nombre ordinario, aun cuando su número no estaba completo. Sin embargo, probablemente Matías estaba presente (Hechos 1:22). Algunos de los manuscritos y versiones más antiguos leen: “los once;” pero los mejores en su mayoría leen “los doce.”

6. apareció a más de quinientos hermanos—Esta aparición pública se verificó probablemente en el monte (Tabor, según la tradición), en Galilea, conforme a su promesa especial, y fué una de las más solemnes (Mateo 26:32; Mateo 28:7, Mateo 28:10, Mateo 28:16). El escogió este lugar, por ser muy remoto de Jerusalén, y para que los creyentes pudiesen reunirse libremente y con la mayor seguridad. Es improbable la teoría de Alford de que Jerusalén fuera el escenario; por cuanto semejante multitud de creyentes no podrían haberse reunido a salvo en parte alguna de la metrópoli, después de la crucifixión. El número de discípulos (Hechos 1:15) en Jerusalén, un poco después, fué de ciento veinte, sin ser incluídos los de Galilea y de otras partes. Andrónico y Junio posiblemente se hallaban entre este número (Romanos 16:7): se dice que ellos se contaban “entre los apóstoles” (todos los que eran testigos de la resurrección, Hechos 1:22). de los cuales muchos viven aún—y, por tanto, pueden ser examinados plenamente para que se compruebe lo fidedigno de su testimonio. y otros son muertos—Mejor dicho, “han dormido” con la plena seguridad de que despertarían en la resurrección (Hechos 7:60).

7. apareció a Jacobo—el Menor, el hermano de nuestro Señor (Gálatas 1:19). El evangelio según los hebreos, citado por Jerónimo (Catalogus Scriptorum Ecclesiasticorum, p. 170 D), dice que “Jacobo juró que no comería pan desde la hora cuando bebió la copa del Señor, hasta que le viese resucitado de los muertos.” a todos los apóstoles—El término aquí incluye a otros muchos además de “los doce” ya enumerados (v. 5): tal vez a los setenta discípulos (Lucas 10:1). [Crisóstomo.]

8. como a un abortivo me apareció a mí—en la familia de los apóstoles. Así como un niño prematuramente nacido es enfermizo, y en caso de que viva no es de la debida estatura, y apenas digno de ser llamado hombre, así “soy el más pequeño de los apóstoles;” un supernumerario aceptado en el colegio de los apóstoles fuera del curso regular, no llevado a Cristo mediante un largo período de instrucción, como ocurre en el nacimiento natural, sino por un poder repentino, como los abortivos. [Grocio.] Compárese la figura similar de la regeneración, y cómo por el mismo poder espiritual fué efectuada la resurrección de Cristo (1 Pedro 1:3). “Engendrado de nuevo por la resurrección de Jesús.” Aquí se hace referencia a la aparición de Cristo a Pablo, en el camino de Damasco.

9. yo soy el más pequeño—El nombre, “Paulus,” en el latín, significa “el menor.porque perseguí la iglesia—Aunque Dios le ha perdonado, Pablo no puede perdonarse a sí mismo al recordar su pecado pasado.

10. Empero por la gracia … su gracia—La repetición indica la prominencia que ocupaba en su mente la gracia de Dios, como la sola causa de su maravillosa conversión y de sus labores subsecuentes. Aunque no era “digno de ser llamado apóstol,” la gracia le había dado en Cristo la humildad necesaria para realizar dicho oficio. Tradúzcase como el griego: “Su gracia (manifestada) para conmigo …” soy lo que soy—ocupo el honorable oficio de apóstol. Contrástese con esto la arrogante oración de otro fariseo (Lucas 18:11). he trabajado—por la gracia de Dios (Filipenses 2:16). más que todos ellos—más que ninguno de los apóstoles (v. 7). pero no yo, sino la gracia de Dios … conmigo—Compárese la frase “obrando con ellos el Señor” (Marco 16:20). El “no yo, sino la gracia,” indica que, aunque la voluntad humana convino con Dios, cuando el Espíritu de Dios la sujetó a su voluntad, con todo, “la gracia” preponderaba tanto en la obra que su propia cooperación humana era considerada como nada y la gracia de Dios, como el solo agente. (Véase cap. 3:9; Mateo 10:20; 2 Corintios 6:1; Filipenses 2:12.)

11. o sea yo o sean ellos—los apóstoles “que trabajaron más” (v. 10). así predicamos—tal es la sustancia de nuestra predicación, a saber, las verdades dichas en los vv. 3, 4.

12. si Cristo es predicado que resucitó—Viendo que es un hecho admitido que Cristo es predicado por nosotros, testigos oculares, como resucitado de entre los muertos, ¿cómo es que algunos de vosotros niegan aquello que es la consecuencia natural de la resurrección de Cristo, a saber, la resurrección general? cómo dicen algunos … que no hay resurrección—Los pensadores gentiles (Hechos 17:32; Hechos 26:8), no creían en la resurrección porque no entendían “cómo” podía ser posible (v. 35, 36).

13. Si no hay resurrección general, que es la consecuente, entonces no pudo haber habido la resurrección de Cristo, que es la antecedente. La cabeza y los miembros del cuerpo se colocan en el mismo fundamento: lo que no es bueno para ellos, tampoco lo es para él: la resurrección de él y la de ellos están inseparablemente unidas (comp. vv. 20-22; Juan 14:19).

14. si Cristo no resucitó, vana es … vuestra fe.—(v. 11.) El griego por “vana” aquí significa vacía, irreal: en el v. 17, de la otra mano, significa “sin provecho,” “frustrada.” El argumento primordial de los primeros predicadores en apoyo del cristianismo, fué el que Dios había levantado a Cristo de entre los muertos (Hechos 1:22; Hechos 2:32; Hechos 4:10, Hechos 4:33; Hechos 13:37; Romanos 1:4). Si este hecho fuese falso, la fe en él depositada sería también falsa.

15. somos hallados falsos … hemos testificado de Dios—Esto es, acerca de Dios. La versión de otros es: “contra Dios” [Vulgata, Estios, Grocio]: la preposición griega con el genitivo indica, no el antagonismo directo (como el acusativo indicaría), sino indirecto, para la deshonra de Dios. “De Dios” es preferible. si en verdad los muertos no resucitan—como ellos aseveran. No es justo contar historias falsas, aunque se cuenten y parezcan que son para la gloria de Dios (Job 13:7).

16. La repetición indica la fuerza irrefutable del argumento.

17. vuestra fe es vana —Os véis, por el mismo hecho (suponiéndose ser verdad el caso propuesto por los escépticos), frustrados en todo cuanto incluye “vuestra fe”. Estáis aún bajo la eterna condenación de vuestros pecados (aun en el estado de los desincorporados aquí referido) de la que la resurrección de Cristo es nuestra justificación (Romanos 4:25): “salvos por su vida” (Romanos 5:10).

18. los que durmieron en Cristo—Es decir, en comunión con Cristo como miembros de él. “En el caso de Cristo, el término usado es muerte para asegurarnos de la realidad de su padecimiento; en nuestro caso, se usa el término sueño para darnos consolación; en el caso de él, habiendo sido consumada ya su resurrección, San Pablo no esquiva el término muerte; en el nuestro, siendo la resurrección aún sólo un asunto de esperanza, el apóstol usa el término “durmieron” [Focio, Quaestiones Amphilochiae, 197]. son perdidos—“perecieron;” sus almas están perdidas; están sufriendo la miseria del mundo invisible.

19. Si nuestras esperanzas en Cristo se limitasen a esta vida solamente, seríamos, de todos los hombres, los más dignos de conmiseración, es decir, que mientras otros viven sin molestias, nosotros estamos expuestos a toda prueba y persecución, y después de todo, estamos condenados al amargo desengaño de no lograr lo que más anhelamos, pues toda nuestra esperanza, aun del alma (no meramente del cuerpo), depende de la resurrección de Cristo, sin la cual su muerte no tendría valor alguno para nosotros (Efesios 1:19; 1 Pedro 1:3). Los paganos están sin esperanza (Efesios 2:12; 1 Tesalonicenses 4:13). Nosotros estaríamos en condición aun peor, porque no disfrutaríamos ni de los goces actuales (cap. 4:9).

20. Mas ahora Cristo ha resucitado—Como es en realidad el coso. primicias de los que durmieron es hecho—Las arras, o prenda, de que todos resucitaremos, de modo que no es vana nuestra fe, ni nuestra esperanza limitada a esta vida. La fecha de la redacción de esta Epístola fué probablemente en tiempo de la Pascua (cap. 5:7); el día después de la Pascua era el tiempo que se dedicaba para la ofrenda de las primicias (Levítico 23:10), y este mismo fué el día de la resurrección de Cristo: de ahí la propiedad de tal figura.

21. la muerte entró por un hombre … también por un hombre la resurrección—Las primicias son de la misma naturaleza que el resto de la siega; así Cristo, el que trae la vida, es de la misma naturaleza que la raza de los hombres a los que trae vida; así como Adán, el que trajo la muerte, era de la misma naturaleza de los hombres sobre los cuales trajo dicha muerte.

22. En Adam todos mueren—Por nuestra unión con la naturaleza de Adán, quien es la cabeza representativa de la humanidad en su caída. en Cristo todos serán vivificados—Por nuestra unión con la naturaleza de Cristo, quien es la cabeza representativa de la humanidad en su redención. La vida introducida por Cristo es coextensiva con la muerte introducida por Adán.

23. Mas cada uno en su orden—o “rango;” el griego no expresa el sentido abstracto sino el concreto: la figura de las tropas, “cada uno en su regimiento.” Aunque todos serán resucitados, no piense nadie que todos hayan de ser salvos; al contrario, cada uno tendrá su propio lugar, Cristo el primero (Colosenses 1:18), y luego los piadosos, los que mueren en Cristo (1 Tesalonicenses 4:16), que estarán separados de los impíos, y luego “el fin,” esto es, la resurrección de los demás muertos. Parece que las iglesias cristianas, ministros e individuos cristianos están por ser juzgados primero, “a su venida” (Mateo 25:1); después, “todas las naciones” (Mateo 25:31). El propio rebaño de Cristo compartirá de su gloria “en su venida,” lo que no ha de ser confundido con “el fin,” o sea, el juicio final (Apocalipsis 20:4, Apocalipsis 20:11). De éste no trata el presente capítulo especialmente, sino sólo de la primera resurrección, esto es, de los santos; ni aun se toca el juicio de los cristianos nominales sino sólo la gloria de “los que son de Cristo,” quienes serán los únicos que, en el sentido más sublime “alcanzarán la resurrección de entre los muertos” (Lucas 14:14; Lucas 20:35; véase nota, Filipenses 3:11). La segunda venida de Cristo no es un mero asunto de tiempo, sino un período, que principia con la resurrección de los justos a la venida de Cristo, y que termina con el juicio general. La base de la resurrección universal es la unión de toda la humanidad con la naturaleza de Cristo, su Cabeza representativa, el que ha deshecho la muerte, con su propia muerte que padeció en lugar de ellos. La base de la resurrección de los creyentes no es meramente este hecho, sino su unión personal con Cristo como sí fuese su propia “Vida” (Colosenses 3:4), unión efectuada causativamente por el Espíritu Santo, e instrumentalmente por la fe como el medio subjetivo, y por las ordenanzas como el medio objetivo (“medio metafórico:” N. del T.).

24. Luego—después de esto, vendrá el próximo acontecimiento en la sucesión de “órdenes” o “rangos.” el fin—Que incluye la resurrección general, y el juicio final y la consumación (Mateo 25:46). cuando entregará el reino a Dios y al Padre—(Comp. Juan 13:3.) Lo que parece estar en contradicción con Daniel 7:14 : “Su señorío, señorío eterno, que no será transitorio.” En realidad, el entregar él el reino mediador al Padre, cumplida ya la finalidad para la cual fué establecido, está del todo en armonía con la continuación sempiterna del reino. El cambio que entonces se efectuará será en la manera de la administración, no en el reino mismo; Dios entonces se pondrá en relación directa con la tierra, en vez de la mediación por Cristo, cuando el Salvador haya quitado todo lo que separe al justo Dios de un mundo pecaminoso (Colosenses 1:20). La gloria de Dios es la consumación final del oficio mediador de Cristo (Filipenses 2:10). Su coigualdad con el Padre es independiente de su oficio de intercesor, y anterior a él, y por tanto continuará cuando aquella función haya dejado de ser. La humanidad de Cristo también continuará eternamente, aunque será, como ahora, subordinada al Padre. El trono del Cordero (ya no como mediador) y de Dios, estará en la ciudad celestial (Apocalipsis 22:3; comp. cap. 3:21). La unidad de la Trinidad, y la unidad de la iglesia, serán simultáneamente manifestadas en la segunda venida de Cristo. Véanse Sofonías 3:9; Malaquías 14:9; Juan 17:21. cuando habrá quitado todo imperio—Esto se efectuará durante el reino milenial de él y sus santos (Salmo 110:1; Salmo 8:6; Salmo 2:6), pasajes a los que Pablo se refiere basando su argumento en las palabras “todo” y “cuando” del salmista, siendo ésta una prueba de la inspiración verbal de la Escritura (véase Apocalipsis 2:26). Entre tanto, “reina en medio de sus enemigos” (Salmo 110:2). Se le intitula “el Rey” cuando asume su gran poder (Mateo 25:34; Apocalipsis 11:15, Apocalipsis 11:17). El término griego que se traduce “quitar” significa “deshacer,” o “destruir.” “Todo” debe estar sujeto a él, ya sean potencias abiertamente hostiles como Satanás y sus ángeles, o reyes y principalidades angelicales (Efesios 1:21).

25. es menester que él reine—porque las Escrituras lo predicen. hasta poner—Ya no habrá más necesidad de su reino mediador, estando ya realizada su finalidad. a todos sus enemigos debajo de sus pies—(Lucas 19:27; Efesios 1:22.)

26. el postrer enemigo será deshecho—(Apocalipsis 20:14; Apocalipsis 1:18.) Esto se aplica específicamente a los creyentes (vv. 55-57); aun en el caso de los incrédulos la muerte queda deshecha por la resurrección general. ¡Satanás trajo el pecado, y el pecado trajo la muerte! Los dos pues serán destruídos (hechos completamente impotentes) en el mismo orden (v. 56; Hebreos 2:14; Apocalipsis 19:20; Apocalipsis 20:10, Apocalipsis 20:14).

27. todas las cosas sujetó—inclusive la muerte (comp. Efesios 1:22; Filipenses 3:21; Hebreos 2:8; 1 Pedro 3:22. Se dice “sujetó’;” porque lo que Dios ha dicho es lo mismo como si ya hubiese acontecido, tan cierto es así que será hecho. Pablo cita el Salmo octavo en prueba de lo dicho anteriormente: “Porque (está escrito) todas las cosas sujetó …” debajo de sus pies—Es decir, como estrado de sus pies (Salmo 110:1). En perfecta y eterna sujeción. cuando dice—A saber, Dios, quien por su Espíritu inspiró al salmista.

28. el mismo Hijo se sujetará—No como las criaturas, sino como Hijo voluntariamente subordinado, aun cuando es igual al Padre. En el reino mediador, el Hijo había sido en un sentido distinto del Padre. Ahora su reino se confundirá en el del Padre, con el cual él es uno; no que haya en esto derogación alguna de su honor, porque el Padre mismo quiere “que todos honren al Hijo, como honran al Padre” (Juan 5:22; Hebreos 1:6). para que Dios sea todas las cosas en todos—Así como Cristo es todo en todos (Colosenses 3:11; comp. Malaquías 14:9). Entonces, y no antes de entonces, “todas las cosas,” sin la más mínima contravención de la prerrogativa divina, serán sujetadas al Hijo, y el Hijo será subordinado al Padre, participando al mismo tiempo igualmente de la gloria. Contrástese Salmo 10:4; Salmo 14:1. Ni aun los santos ahora se dan cuenta completamente de que Dios es su “todo” (Salmo 73:25), aunque así lo desean; entonces, todos y cada uno sentirán que Dios es el todo de ellos.

29. De otro modo—si no hay resurrección de muertos. ¿qué harán—¡Cuán miserable es su suerte! los que se bautizan por los muertos—Una clase distinta de aquella en que el apóstol se coloca (v. 30). Alford piensa que aquí se hace alusión a la práctica en Corinto de bautizar a una persona viva en favor de un amigo que muriera sin bautizarse: que así Pablo, sin dar la mínima aprobación a la práctica, saca de ello un argumento ad hominem en contra de los que lo practicaban, algunos de los cuales, no obstante la práctica, negaban la resurrección: ¿qué explicación pueden dar de tal práctica? ¿Por qué se preocupan si los muertos no resucitan?” (Asimismo Jesús usa un argumento ad hominem, Mateo 12:27). De ser así, es extraño que no hay ninguna censura directa de tal práctica. Algunos marcionitas adoptaron la práctica posteriormente, basándose acaso en este pasaje, así como lo hace Alford; pero, generalmente, fué una práctica desconocida en la iglesia. Bengel traduce “sobre los muertos,” es decir, los que serán juntados a los muertos inmediatamente después del bautismo. Compárese: “Me está aparejado el sepulcro” (Comp. Job 27:1). La paga que reciben por su molestia es que serán reunidos a los muertos para siempre (vv. 13, 16). Muchos de los que asistían de la antigua iglesia postergaban el bautismo hasta cerca de la muerte. Esta parece ser la mejor interpretación, aunque puede ser que hubiese algunos ritos de bautismo simbólico en Corinto, ahora desconocidos, fundados acaso en las palabras de Jesús (Mateo 20:22), a las que Pablo hace alusión aquí. La mejor puntuación es: “Si los muertos no resucitan de manera alguna, ¿por qué entonces se bautizan por ellos (así leen los manuscritos más antiguos las últimas palabras, en vez de “por los muertos”)3.

30. por qué nosotros peligramos—Los apóstoles (v. 9; cap. 4:9), Una gradación desde los que sólo por breve tiempo podían gozar de esta vida (es decir, los bautizados a la hora de la muerte), hasta nosotros, los que podríamos gozarla más tiempo, si no hubiéramos renunciado al mundo por amor de Cristo. [Bengel.]

31. por la gloria que en orden a vosotros tengo en Cristo—El fruto de mis labores en el Señor. Algunos de los manuscritos más primitivos leen “nuestra gloria,” con el mismo sentido. Bengel entiende “vuestro regocijo,” la condición gozosa de los corintios, en contraste con el hecho de “morir él cada día”, por dar a sus convertidos el regocijo, o sea, el gloriarse (cap. 4:8; 2 Corintios 4:12, 2 Corintios 4:15; Efesios 3:13; Filipenses 1:26). Pero las palabras, “que … tengo,” favorecen la explicación: “la gloria (regocijo) que tengo por vosotros”. Muchos de los manuscritos antiguos y la Vulgata insertan aquí la palabra “hermanos”. cada día muero—Así debe principiar, la oración por cuanto en este orden están puestas las palabras prominentemente en el griego. Estoy día tras día a la vista de la muerte, expuesto a la muerte, esperándola (2 Corintios 4:11; 2 Corintios 1:8; 2 Corintios 11:23).

32. Si como hombre batallé … contra las bestias—[Bengel.] Si “meramente como hombre” (con la esperanza humana solamente de la presente vida; no con la esperanza cristiana de la resurrección: lo que corresponde a la cláusula paralela que sigue: “Si los muertos no resucitan”, he luchado con hombres semejantes a fieras. Heráclito, de Efeso, había llamado “fieras” a sus conciudadanos hacía 400 años. Así llamó Epiménides a los cretenses (Tito 1:12). Pablo estaba aún en Efeso (cap. 16:8), y allí peligraba su vida diariamente (cap. 4:9; comp. 2 Corintios 1:8). Aunque no había tenido lugar aún el tumulto (pues inmediatamente después de éste partió para Macedonia), esta Epístola fué escrita evidentemente un poco antes de estallar la tormenta y cuando “muchos adversarios” (cap. 16:9) le amenazaban. ¿qué me aprovecha?—¿Qué ganancia tengo si he renunciado a todo aquello que, como a un mero hombre, me hubiera compensado por tantos padecimientos, como lo son las ganancias, la fama, etc? comamos y bebamos—Citado de la Versión de los Setenta (Isaías 22:13), donde el profeta describe el libertinaje atrevido de los que menospreciaron el llamamiento de Dios al arrepentimiento. Gocémonos de las cosas buenas de la vida ahora, pues pronto se acabarán. Pablo imita el lenguaje de tales escépticos, para reprender tanto su teoría como su práctica. “Si los hombres se persuaden que han de morir como bestias, pronto llegarán a vivir como bestias también.” [South.]

33. las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres—Este era un dicho corriente del cual Menandro, poeta cómico, formó un verso, y quien probablemente lo sacó de Eurípides [Sócrates, Historia Eclesiástica, 3:16]. “Malas conversaciones”, se refiere a los que niegan la resurrección. Su idea parece haber sido que la resurrección era solamente espiritual, que el pecado reside solamente en el cuerpo, y que será dejado atrás cuando lo deje el alma, si en verdad el alma sobrevive a la muerte. El término “buenas” significa no sólo benévolas, sino también dóciles. El hecho de tener intimidad con la disoluta sociedad ambiente era capaz de corromper los principios de los corintios.

34. VeladLit., “Despertaos del sueño” de la embriaguez carnal a la que estáis entregados por la influencia de esos escépticos (v. 32; Joel 1:5). debidamente—“con justicia,” en contraste con las expresiones: “no pequéis,” y “corrompen las buenas costumbres” (v. 33). no pequéis—Dejad de pecar y de entregaros a placeres pecaminosos. El griego expresa un estado continuado de abstinencia del pecado. Pablo insinúa que los que así viven, fácilmente se persuaden de lo que desean creer, a saber, que no hay resurrección. porque algunos—Los mismos que en el v. 12. no conocen a Dios—Tienen falta de conocimiento y no conocen el poder de Dios manifestado en la resurrección (Mateo 22:29). Esta expresión es más fuerte que “Erráis ignorando el poder de Dios.” Una ignorancia habitual, voluntaria, ya que prefieren guardar sus pecados, antes que dejarlos, a fin de conocer a Dios (comp. Juan 7:17; 1 Pedro 2:15). para vergüenza vuestra hablo—porque vosotros, cristianos de Corinto, tenéis entre vosotros y confraternizáis con aquellos que son tan prácticamente ignorantes de Dios que niegan la resurrección.

35. Mas dirá alguno: ¿Cómo resucitarán—Es insensatez negar un hecho de la revelación porque uno no sepa el “cómo”. Hay quienes miden el poder de Dios de acuerdo con su pequeña inteligencia, y no quieren admitir, ni con la seguridad que él les ofrece, cosa alguna que no puedan explicar. La respuesta de fe de Ezequiel a la pregunta es la más prudente (Ezequiel 37:3). Así pues, Jesús arguye no sobre los principios de la filosofía, sino solamente basado en “el poder de Dios,” que es declarado en su Palabra (Mateo 19:26; Marco 10:27; Marco 12:23; Lucas 18:27). ¿Con qué cuerpo vendrán?—Se dice de los muertos, que se van, o que han partido; de los que resucitan, que vienen. Quien hiciera esta pregunta no podía entender cómo han de levantarse los muertos, ni con qué clase de cuerpo han de venir. ¿Hade ser el mismo cuerpo? De ser así, ¿cómo es esto, puesto que los cuerpos resucitados no comerán, ni beberán, ni engendrarán hijos, como los cuerpos naturales? Además, éstos se convierten en polvo. ¿Cómo pues pueden resucitar? Si ha de ser un cuerpo diferente, ¿cómo se puede conservar la identidad personal? Pablo contesta: En un sentido, tendrán el mismo cuerpo; en otro, cuerpo distinto. Será un cuerpo, pero un cuerpo espiritual, no natural.

36. Necio—con toda tu filosofía jactanciosa (Salmo 14:1). lo que tú siembras no se vivifica, si no muriese antes—“Tú”, enfático, apela a la propia experiencia del incrédulo: “La semilla que mismo siembras.” Pablo en éste y en el v. 42, contesta a la pregunta del v. 35: “cómo;” y en los vv. 37-41 y 43, a la pregunta de “¿Con qué cuerpo vendrán?” Convierte en argumento la misma objeción (a saber, la muerte del cuerpo natural). La muerte, lejos de impedir la vivificación del cuerpo, es el necesario preludio y pronosticación de ella, así como la semilla “no se vivifica” en un brote nuevo que dará fruto, “si no muriere”, es decir, a menos que se verifique una disolución de su organización previa. Cristo al morir por nosotros, no nos ha suspendido la muerte en cuanto a la vida que de Adán tenemos, antes permite que la ley cumpla su curso sobre nuestra naturaleza carnal; pero por sí mismo saca de la muerte una nueva vida espiritual y celestial (v. 37).

37. no siembras el cuerpo que ha de salir—El que será un cuerpo hermoso, y ya no un “grano desnudo.” [Bengel.] Ya no sin tallo ni espiga, sino vestido de ambos, pronto a llevar como fruto muchos granos más. [Grocio.] No hay identidad entre todas las partículas del antiguo cuerpo y del nuevo, ya que es inconsecuente con esto la perpetua transmutación de la materia. Pero hay un germen escondido que constituye la identidad del cuerpo en medio de todas las alteraciones exteriores; las acreciones externas en el desarrollo desaparecen, mientras que el germen permanece el mismo. Tal germen (simiente, v. 38) tendrá “su propio cuerpo,” y será instantáneamente conocido, así como cada planta ahora se conoce por la semilla sembrada (Véase nota, cap. 6:13). Así también Cristo, con la misma figura, ilustró la verdad de que su muerte fué el necesario preludio para el acto de la glorificación de su cuerpo, que es la base de la regeneración de todos cuantos creen (Juan 12:24). Progreso es la ley del mundo espiritual tanto como del natural. La muerte es la avenida no solamente de la revivificación o reanimación, sino también de la resurrección y la regeneración (Mateo 19:28; Filipenses 3:21). Véase “plantados,” Romanos 6:5.

38. Mas Dios le da el cuerpo como quiso—en la creación, cuando dió a cada (clase de) simiente (como se entiende en el griego) un cuerpo propio (Génesis 1:11, “según su género,” propio de su especie.) De modo que Dios puede dar, y dará a sus bienaventurados en la resurrección, el propio cuerpo de ellos, tal como a él le plazca, y tal como sea apropiado para el estado glorificado de ellos: un cuerpo peculiar al individuo que será substancialmente el mismo que el cuerpo sembrado.

39-41. Aquí se dan ilustraciones de lo adecuado que es cada cuerpo, por diferente que sea, en relación con su especie: la constitución de las varias especies de animales; cuerpos celestiales y terrestres; las varias clases de luz, del sol, de la luna y de las estrellas, respectivamente.

39. Toda carne—el organismo animal. [De Wette.] Esta palabra infiere que nuestros cuerpos resucitados serán en algún sentido realmente carne, no mero fantasma. (Estio.) Así lo expresaban algunos de los credos antiguos: “Creo en la resurrección de la carne.” Compárese en cuanto al propio cuerpo resucitado de Cristo (Lucas 24:39; Juan 20:27), al que los nuestros serán asemejados, y por lo tanto serán carne, pero no organismo animal (Filipenses 3:21) ni expuestos a la corrupción. Pero el v. 50 infiere que no se trata de “carne y sangre” en el sentído animal, como entendemos ahora, porque éstas “no heredarán el reino de Dios.” no es la misma carne—Las carnes no son todas de la misma naturaleza y excelencia. Así como las diferentes clases de carne por más que difieran entre sí, no dejan de ser carne, así las varias clases de cuerpos, si bien diferentes unos de otros, no dejan de ser cuerpos. Todo esto ilustra la diferencia entre el nuevo cuerpo celestial y su simiente terrenal, mientras que conservan una identidad substancial. otra carne la de los animales—cuadrúpedos. otra la de los peces … aves—La mayoría de los manuscritos más antiguos leen: “aves … peces …” El orden de la naturaleza.

40. cuerpos hay celestiales—Aquí no se hace referencia al sol, la luna y las estrellas que se introducen en el v. 41, sino a los cuerpos de los ángeles en comparación con los cuerpos de las criaturas terrenales. una es la gloria de los celestiales—(Lucas 9:26.) y otra la de los terrestres—(Mateo 6:28; 1 Pedro 1:24.)

41. Otra es la gloria del sol … luna—La analogía no se presenta aquí para probar los diferentes grados de gloria entre los redimidos (sea que se insinúe aquí indirectamente o no), sino esto: que así como las varias fuentes de luz, tan similares en su aspecto y propiedades difieren entre sí (el sol de la luna, la luna de las estrellas, y hasta una estrella de la otra, aunque tanto se parecen las unas y las otras); así también no hay nada irrazonable en la doctrina de que nuestros cuerpos actuates difieran de nuestros cuerpos resucitados, y aún continúen siendo cuerpos. Compárese el mismo símil, propio especialmente en los claros cielos orientales (Daniel 12:3; Mateo 13:43). También el símil de la simiente en la misma parábola (Mateo 13:24. Gálatas 6:7).

42. Se siembra—Usando la misma figura de la semilla. Un término más agradable, que se usa en preferencia a “se entierra.en corrupción—Expuesto a la corrupción, corruptible: no significa meramente que al morir hace presa de él la corrupción, como lo demuestra el contraste: “se levantará en incorrupción.” esto es, ya no será expuesto a la corrupción, será incorruptible.

43. Se siembra en vergüenza—Esta figura del “cuerpo de nuestra bajeza” (Filipenses 3:21), expuesto a las varias humillaciones de la enfermedad, la mutilación, y al fin la corrupción. se levantará con gloria—Con el ropaje de la incorrupción (vv. 42, 43) como el cuerpo de su gloria (Filipenses 3:21), con que hemos de vestirnos (vv. 49, 53; 2 Corintios 5:2). se siembra en flaqueza—Es propenso a enfermedades (2 Corintios 13:4). se levantará en potencia—Se revestirá de un “cuerpo espiritual”. (v. 44; véase Lucas 1:17, “espíritu y virtud”), que no estará sujeto a las enfermedades de nuestros cuerpos flacos actuales (Isaías 33:24; Apocalipsis 21:4).

44. Se siembra cuerpo animal—Un cuerpo que posee un organismo de “carne y sangre” (v. 50), adecuado al alma animal (psíquica) que en él predomina. El Espíritu Santo que habita en el espíritu de los creyentes, en verdad, es una señal de que alcanzaremos un estado superior (Romanos 8:11). Entre tanto, en el cuerpo el espíritu animal prevalece; pero en el porvenir el Espíritu predominará y el alma animal será debidamente subordinada. resucitará espiritual cuerpo—Un cuerpo amoldado totalmente por el Espíritu, que conformará su organismo, no a la vida inferior animal (Lucas 20:35), sino a la superior y espiritual (comp. cap. 2:14; 1 Tesalonicenses 5:23). hay cuerpo animal … espiritual—Los manuscritos más antiguos leen: “Si hay un cuerpo natural (psíquico, anímico), también hay un cuerpo espiritual.” No es cosa más maravillosa el que haya un cuerpo equipado para las capacidades y necesidades de lo superior que existe en el hombre: el espíritu, que (según sabemos es el caso) el que haya un cuerpo adaptado a las capacidades y necesidades de lo inferior que hay en el hombre: su alma animal. [Alford.]

45. Así también—de acuerdo con la distinción precedente entre el cuerpo natural o psíquico y el cuerpo espiritual. está escrito: Fué hecho el primer hombre Adam en ánima viviente—(Génesis 2:7). Esto es, fué dotado de un alma animal, el principio viviente de su cuerpo. el postrer Adam—la última Cabeza de la humanidad que ha de ser plenamente manifestada en el último día, el que será su día (Juan 6:39). Se le llama así en Job 19:25 (véase la Nota sobre este pasaje; comp. Romanos 5:14). En contraste con este “último”, Pablo llama “hombre” al primer Adán (Génesis 2:7). en espíritu vivificante—No sólo viviente, sino también vivificador (Juan 5:21; Juan 6:33, Juan 6:39, Juan 6:54, Juan 6:57, Juan 6:62; Romanos 8:11). Así como el cuerpo natural o animal (v. 44) es el fruto de nuestra unión con el primer Adán, quien es hombre de alma animal, así el cuerpo espiritual es el fruto de nuestra unión con el segundo Adán, quien es el Espíritu vivificador (2 Corintios 3:17). Y así como llegó a ser el representante de toda la humanidad en su unión con las dos naturalezas, consumó en su propia persona la sentencia de muerte dictada contra todos los hombres, y da vida espiritual y eterna a cuantos quiere.

46. primero,… lo animal; luego lo espiritual—Adán tuvo un alma no necesariamente mortal, como después llegó a tenerla a causa del pecado, sino “un alma viviente,” y destinada a vivir para siempre, si él hubiese comido del árbol de la vida (Génesis 3:22); aun entonces su cuerpo no era sino cuerpo animal (anímico), no un cuerpo espiritual como el que tendrán los creyentes; mucho menos tenía “un espíritu vivificante.” cual Cristo. Su alma tenía el germen del Espíritu, más bien que la plenitud de él. tal como lo tendrá el hombre restaurado en “cuerpo, alma, y espíritu,” por el segundo Adán (1 Tesalonicenses 5:23). Como el primer Adán inferior fué antes que el segundo Adán celestial, así viene primero el cuerpo animal (anímico) y debe morir antes de ser cambiado en cuerpo espiritual (esto es, aquel en el cual el Espíritu predomina sobre el alma animal).

47. El primer hombre, es de la tierra—Por cuanto es tomado de la tierra, es “terreno” (Génesis 2:7; Génesis 3:19, “polvo eres”), esto es, no meramente terrenal o nacido sobre la tierra, sino terreno, lit., térreo, un terrón. El nombre Adán significa tierra roja. el segundo hombre que es el Señor—La frase “que es el Señor” se omite en los manuscritos y versiones más antiguos. es del cielo—(Juan 3:13, Juan 3:31.) La parte humana de Cristo representa a toda la raza. En él el hombre está personificado en su verdadero ideal tal como Dios lo determinó originalmente. Cristo es el hombre representativo, la cabeza federal del hombre redimido.

48. Cual el terreno—a saber, Adán. tales … los terrenos—Es decir, toda la posteridad de Adán en su estado natural (Juan 3:6). cual el celestial—Cristo. tales … los celestiales—Su pueblo en su estado regenerado (Filipenses 3:20). Así como el estado anterior precede al segundo, así los cuerpos naturales preceden a los espirituales.

49. Y como—El griego dice: “Así como” (véase Génesis 5:3). trajimos la imagen del terreno, traeremos … la imagen del celestial—Lo llevaremos como ropaje. [Bengel.] Los manuscritos y versiones más antiguos leen: “traigamos” (o “llevemos”). Por ordenación divina (comp. v. 53, “es menester”), y por la fe que lo acepta. Una exhortación, que además sugiere una promesa (así Romanos 8:29). La conformidad a la imagen del hombre representativo celestial ha de comenzarse en parte en nuestras almas, aquí sobre la tierra y será perfeccionada en la resurrección tanto en los cuerpos como en las almas.

50. (Véanse notas, v. 37, 39.) la carne y la sangre—de la misma naturaleza animal y corruptible que poseen nuestros actuales cuerpos animales (anímicos) (v. 44), no pueden heredar el reino de Dios. Por lo tanto, el creyente consciente gozoso en la sentencia no revocada de la santa ley que prescribe la muerte del presente cuerpo como el preliminar necesario para la resurrección del cuerpo glorificado. Por tanto, “muere cada día” a la carne y al mundo, como condición necesaria para su regeneración aquí y en el más allá (Juan 3:6; Gálatas 2:20). Como el nacer de la carne constituye un hijo de Adán, así el nacer del Espíritu constituye un hijo de Dios. no pueden—No sólo es posible el cambio del cuerpo, sino que es necesario. El espíritu extraído de las heces del vino no difiere de él tanto como el hombre glorificado difiere del hombre mortal [Bengel] de mera carne y sangre (Gálatas 1:16). El cuerpo resucitado no dejará de ser cuerpo, no obstante que éste será espiritual y retendrá subtsancialmente la identidad personal, como se prueba por Lucas 24:39; Juan 20:27, cotejados con Filipenses 3:21. heredar el reino de Dios—el que no es meramente animal, sino del todo espiritual.

51. He aquí—Llamando la atención al “misterio” hasta ahora escondido en los propósitos de Dios, pero ahora revelado. os digo un ministerio … etc.—En el griego es más enfático: “A vosotros os digo,” por la palabra del Señor (1 Tesalonicenses 4:15); a vosotros que os creéis tener tanto conocimiento, os digo “un misterio” (comp. Romanos 11:25) que vuestra sabiduría nunca hubiera descubierto. Muchos de los manuscritos antiguos y los Padres leen: “Todos dormiremos, mas no todos seremos cambiados;” pero ésta es claramente una lección corrupta, inconsecuente con 1 Tesalonicenses 4:15, 1 Tesalonicenses 4:17, y con el presente argumento del apóstol, de que un cambio es necesario (v. 53). El hecho de que sea desvestido el cuerpo corruptible para vestir el cuerpo incorruptible por un cambio instantáneo, en el caso “de los que viven”, equivaldrá a la muerte ordenada a todos los hombres (Hebreos 9:27); de esto Enoc y Elías son tipos y precursores. El “todos (nosotros)” denota que los cristianos de entonces y de toda edad sucesiva, los que vengan después de nosotros, deberían esperar a Cristo como si él viniese en su época, y como si ellos se hallaran entre “los vivos.”

52. a la final trompeta—Al sonido de la trompeta en el último día [Vatablo] (Mateo 24:31; 1 Tesalonicenses 4:16). O tal vez el Espíritu insinúa por medio de Pablo que las otras trompetas mencionadas en el Apocalipsis subsecuentemente precederán, y que ésta será la última de todas (comp. Isaías 27:13; Malaquías 9:14). Como la ley fué dada al sonido de una trompeta, así también será el juicio final (Hebreos 12:19; véase Éxodo 19:16). Como el Señor ascendió “con sonido de trompeta” (Salmo 47:5), así descenderá (Apocalipsis 11:15). Se sonaba la trompeta para convocar al pueblo a las fiestas solemnes, especialmente en el primer día del séptimo mes (tipo del completamiento del tiempo; siendo siete el número de la perfección; al diez del mismo mes era el día de la propiciación, y al quince la fiesta de los tabernáculos, conmemorativa de la salvación de la esclavitud en Egipto, véase Malaquías 14:18); comp. Salmo 50:1. Compárese el llamamiento de Lázaro de la tumba “con voz fuerte,” Juan 11:43, con cap. 5:25, 28. y—inmediatamente, en consecuencia.

53. es menester que esto corruptible—Señalando su propio cuerpo y el de los lectores. sea vestido—como una prenda de vestir (2 Corintios 5:2). de inmortalidad—Esta palabra se halla aquí solamente, y en 1 Timoteo 6:16. En ninguna parte se enseña la inmortalidad del alma como distinta del cuerpo: noción que muchos erróneamente han sacado de los filósofos paganos. La Escritura no contempla el estado anómalo obrado por la muerte como la consumación que deba esperarse con anhelo (2 Corintios 5:4), sino la resurrección.

54. entonces—no antes. La muerte tiene aún un aguijón hasta para el creyente, por cuanto el cuerpo está bajo el poder de ella hasta la resurrección. Pero entonces el aguijón y el poder de la muerte dejarán de ser para siempre. Sorbida es la muerte con victoria—En el hebreo de Isaías 25:8, aquí citado dice: “El (Jehová) tragará a la muerte para siempre;” es decir “en victoria,” según el frecuente sentido de la expresión en el hebreo (Jeremias 3:5; Lamentaciones 5:20). Cristo la ha de tragar tan victoriosamente del todo que nunca más recobrará su poder (comp. Oseas 6:2; Oseas 13:14; 2 Corintios 5:4; Hebreos 2:14; Apocalipsis 20:14; Apocalipsis 21:4).

55. Este versículo es citado de Oseas 13:14, substancialmente; pero es usado libremente con el permiso del Espíritu que inspiraba la redacción. El hebreo puede traducirse: “Oh muerte, ¿dónde están tus plagas? ¿dónde, oh Hades, está tu destrucción?” La Versión de los Setenta dice: “¿Dónde está tu victoria (lit., sobre un pleito). oh muerte? ¿Dónde tu aguijón, oh Hades?” “Aguijón” corresponde al término hebreo que significa “plagas,” es decir, la picadura venenosa que causa las plagas, y se adapta a la idea de la antigua serpiente (Génesis 3; Números 21:6). “Victoria” corresponde al término hebreo que significa “causar destrucción”. Compárese Isaías 25:7 : “Deshará la máscara … con que están cubiertos todos los pueblos;” esto es, “la destruirá victoriosamente;” “con victoria” (v. 54), como triunfantemente repite el apóstol. El “dónde” sugiere que su anterior poder y ponzoña han terminado para siempre. El triunfo de Satanás sobre el hombre ocurrió en el Edén, lo que hizo que la ley de Dios estuviese de parte de Satanás al imponer la muerte sobre el hombre (Romanos 5:7, Romanos 5:12, Romanos 5:17, Romanos 5:21). Al ser libertadas por la resurrección las almas en el Hades, el aguijón y la victoria de la muerte han terminado. En vez de “oh sepulcro,” los manuscritos más antiguos dicen “oh muerte,” por segunda vez.

56. Si no hubiese pecado, no hubiera habido muerte. La transgresión de la ley por parte del hombre le da a la muerte su poder legal. la potencia del pecado, la ley—Sin la ley el pecado no fuera percibido ni imputado (Romanos 3:20; Romanos 4:15; Romanos 5:13). La ley hace más gravoso el pecado al hacer más clara la voluntad de Dios (Romanos 7:8). El pueblo de Cristo ya no está “bajo la ley” (Romanos 6:14).

57. Mas a Dios gracias—La victoria de ninguna manera se debía a nosotros (Salmo 98:1). que nos da—una certeza actual. la victoria—La que la muerte y el Hades (“el sepulcro”) habían pretendido ganar, pero que nosotros hemos obtenido a pesar de la oposición de aquéllos, así como de la ley y del pecado. La repetición de la palabra (vv. 54, 55) corresponde muy bien al triunfo alcanzado.

58. Así que … amados—La doctrina sana enciende el amor cristiano. estad firmes—no desviándoos de la creencia en la resurrección de vosotros mismos. y constantes—inmovibles, no siendo desviados por otros (v. 12; Colosenses 1:23). la obra del Señor—el adelanto del reino de Cristo (Filipenses 2:30). Las palabras “en el Señor” corresponden a cada frase en esta oración: Vosotros, que estáis en el Señor por la fe, sabéis que vuestra labor en el Señor (esto es, la obra que sea según su voluntad) no carece de su recompensa en el Señor (por los méritos de él y conforme a la disposición de su gracia). no es vano—a pesar de los que niegan la resurrección (vv. 14, 7).

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