Después de esto dice a sus discípulos: Vayamos de nuevo a Judea. Con esta advertencia, Cristo calma los temores de sus tímidos discípulos; porque temían volver con él a Judea, porque poco antes los judíos habían procurado apedrearlo (Juan 10:31). Así S. Crisóstomo: "En ningún otro momento anunció el Señor a sus discípulos adónde iba a ir; pero aquí tenían mucho miedo de ser acosados ​​si se marchaba sin previo aviso. Temían tanto por Él como por ellos mismos, porque no eran fuertes en la fe". S. Agustín dice: "Cristo partió, como hombre, de Judea, para no ser apedreado: pero al volver, olvidándose de su debilidad, mostró su poder".

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Antiguo Testamento