Jesús, pues, sabiendo todas las cosas que le habían de sobrevenir (se añade la palabra "sabiendo" para que nadie suponga que había caído sin saberlo y de mala gana en manos de los judíos, sino que a sabiendas y voluntariamente entregó Él mismo subió a ellos, y también salió a recibirlos), salió y les dijo: ¿A quién buscáis? Judas ya había besado a Jesús, y así había dado una señal a la banda para que lo llevaran.

Pero Jesús no quiso ser apresado cuando se dio esa señal, para que no pareciera ser apresado contra su voluntad. Luego, por el poder todopoderoso de Su divinidad, detuvo a los soldados y los fijó en el lugar, de modo que cuando se dio la señal, no se atrevieron a precipitarse para tomarlo, y de hecho no pudieron. En consecuencia, Cristo se adelantó audazmente por Su consentimiento para encontrarse con ellos, y los desafió, por así decirlo, a apoderarse de Él, preguntándoles: ¿A quién buscáis?

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Antiguo Testamento