Y como el pueblo estaba a la expectativa (en griego πζοσδοκου̃ντες , sospechando, esperando, como lo traduce Vatablus cuando el pueblo estaba esperando, o estaba en suspenso con esperanza, deseo y expectativa), y todos los hombres reflexionaban en sus corazones acerca de Juan, si él era el Cristo, o no el Mesías prometido a los padres, y tan esperado por todos los judíos en este tiempo particular cuando el cetro había pasado de Judá, y las setenta semanas de Daniel, la señal de la venida de Cristo, se cumplieron.

Mientras la gente, pues, difundía esta noticia acerca de Juan, los principales hombres de los judíos por fin le enviaron mensajeros para preguntarle si él era el Cristo (Juan 1:19). Tal era la santidad de Juan. Así lo explican S. Ambrosio, Beda y otros.

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Antiguo Testamento