Salomón había dicho las palabras anteriores, dirigidas a Dios, con su rostro dirigido al lugar santísimo. Ahora se dio la vuelta y miró hacia afuera, hacia la gente. La gente "se puso de pie" para escucharle la actitud de respeto y atención. Esta primera bendición parece haber sido sin discurso: una oración interna acompañada del gesto ordinario de bendición.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad