Joiada no estaba dispuesta a confiar el éxito de la revolución total y enteramente al guardaespaldas real. En consecuencia, los capitanes recogieron de las ciudades de Judá un fuerte cuerpo de levitas y el jefe de los padres de Israel (es decir, "Judá", véase 2 Crónicas 20:34 nota) que fueron llevados a Jerusalén.

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