Este capítulo y el siguiente contienen las últimas direcciones de Josué. Estos discursos sin duda estuvieron entre los actos finales de la vida de Josué, pero evidentemente fueron pronunciados en diferentes ocasiones, y son de diferente carácter y alcance. En el primero, Josué recuerda brevemente a los príncipes los recientes beneficios de Dios para con ellos y su pueblo, declara que Dios ha cumplido todas sus promesas, y exhorta a la fidelidad de su parte a Dios para que sus misericordias no sean retiradas: en el segundo él toma un rango más amplio, ensaya los tratos misericordiosos de Dios con la nación desde su mismo origen, y sobre estos como sus fundamentos, reclama para Dios su servicio sincero y completo.

Pero les concede la opción de retirarse del pacto si así lo desean; y cuando eligen seguirla, se renueva solemnemente con el libre consentimiento de todo el pueblo. Las reprensiones y advertencias de Josué son en suma y sustancia idénticas a aquellas con las que Moisés cerró su carrera ( , etc.). Comparar a lo largo de las referencias marginales.

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