La sintaxis de estos versos está singularmente rota. Al igual que Pablo cuando estaba profundamente conmovido, Moisés aprieta sus argumentos unos sobre otros sin detenerse a determinar el acabado gramatical de sus expresiones. Habla aquí como si tuviera una aprensión momentánea de un estallido de la ira de Dios, a menos que tal vez pudiera detenerlo amontonando todos los temas de desprecio e intercesión que pudiera mencionar en el instante.

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