Así también vosotros, puesto que sois celosos de los dones espirituales, procurad que abundéis para la edificación de la iglesia. [Si hay algún lugar donde el sonido sin sentido es aparentemente valioso o rentable, argumenta Paul, se encontrará en el uso de instrumentos musicales. Pero incluso aquí hay leyes de cadencia, modulación, armonía, etc., que forman una verdadera gramática de lengua-lenguaje, que, cuando se obedecen, dan a la música lo que podemos llamar un sentido tonal, análogo al sentido intelectual encarnado en idioma.

Por lo tanto, uno puede tocar un instrumento para que no tenga sentido, y si lo hace, lo hace inútil. Además, algunos instrumentos, como la trompeta, por las leyes fijas y establecidas del tono, se utilizan para transmitir un lenguaje tan definido e inconfundible como el de la voz. Así, ciertas notas de la trompeta ordenan una carga, otras la iniciación de la batalla y otras la retirada, etc.

Ahora bien, si la trompeta o el trompetista no logra producir este tono-lenguaje de manera inteligible, el ejército cae en la confusión. La guía espiritual pronunciada en una lengua desconocida era como un toque de trompeta que no daba orden. Ambos defraudaron la expectativa del oyente. Ambos hablaban ociosamente al aire, en lugar de provechosamente al oído. Hay muchos sonidos en el mundo, pero solo se convierten en voces cuando transmiten algún tipo de sentido.

Así, hablamos con bastante propiedad de la "voz de la trompeta", cuando se toca, pero nadie habla de la voz de la caldera cuando se remacha. Sentido, significado, significación, son la esencia misma de la voz, las cualidades que la distinguen del mero sonido. Si usas tu voz para hablar un idioma extranjero y, por lo tanto, sin sentido, lo degradas, de modo que para tu oyente se convierte en un mero sonido inútil. Esto no debes hacerlo. Ya que buscas fervientemente los dones, debes buscarlos con fines prácticos; a saber: para la abundante edificación de la iglesia.]

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