36. " Y mientras iban por el camino, llegaron a cierta agua. Y el eunuco dijo: ¿Qué impide que yo sea sumergido?" La apariencia del agua a la que habían venido sugirió esta pregunta, pero no pudo haber sido hecho a menos que al eunuco se le hubiera enseñado algo acerca de la inmersión como una ordenanza religiosa. Pero no había disfrutado de la oportunidad de recibir instrucción sobre este tema, excepto a través de las enseñanzas de Felipe.

Entonces, ¿Le había predicado Felipe un sermón sobre la inmersión? No. Lucas dice que Felipe "le predicó a Jesús". Entonces, ¿cómo había obtenido él, mientras escuchaba la predicación de Jesús, instrucción en referencia a la inmersión? Solo hay una respuesta a esta pregunta. Es que predicar a Jesús, según el método apostólico, implica una instrucción completa sobre el tema de la inmersión. Por lo tanto, el prejuicio que existe en la actualidad contra la introducción frecuente de este tema en los discursos dirigidos a los pecadores es totalmente antibíblico; y sólo predican correctamente a Jesús los que le dan el mismo protagonismo que le corresponde en los discursos apostólicos.

Era parte del sermón de Pedro en Pentecostés, de la predicación de Felipe a los samaritanos y de su discurso actual al etíope; y todavía veremos, en el curso de este comentario, que siempre ocupó un lugar en la predicación de hombres inspirados en tales ocasiones. De hecho, sería imposible predicar a Jesús plenamente sin ella. Porque el comienzo del evangelio, históricamente, según Marcos, es la inmersión de Juan, a la que Jesús se sometió, y cerca de la conclusión está la comisión dada en las últimas palabras de Jesús en la tierra, ordenando a todo creyente que sea sumergido. Así el que predica a Jesús tiene inmersión al principio y al final de su sermón.

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