"Así como la planta de papiro y las cañas no pueden crecer sin agua y así se marchitan sin siquiera ser cortadas, los malvados no pueden sostenerse sin rectitud, y pronto pierden su evidente prosperidad" (Zuck p. 45). Así como las plantas no pueden sobrevivir sin agua, así el hombre que se olvida de Dios no prosperará.

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Antiguo Testamento