1 Tesalonicenses 5:7 . Los que duermen, duermen en la noche. Todo hombre tiene una vergüenza natural de ser encontrado dormido durante el día, no importa qué buena excusa tenga para ello, sin importar cuán exhausto y enfermo pueda estar. Si aun la naturaleza nos enseña así a avergonzarnos de dormir en las horas que Dios nos da para el trabajo de vigilia, velemos los que somos del día.

Los que se emborrachan, se emborrachan en la noche. O al menos deberían estar, y en la mayoría de los países lo están, tan avergonzados de sí mismos como para cortejar a la oscuridad. Cuando un hombre no sólo comienza a excederse por la noche, cuando el cansancio o la jovialidad podrían tentarlo, sino que, incluso antes de que el trabajo del día haya comenzado bien, se encuentra incapaz de cualquier deber, humanamente hablando, está desesperanzado. Pedro pensó que era suficiente, cuando se suponía que los que estaban llenos del Espíritu en Pentecostés estaban borrachos, para recordar a sus acusadores que era solo la tercera pezuña del día.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad

Antiguo Testamento