El trabajo del oficio tanto de los obispos como de los diáconos es tal, que su comodidad y éxito en él dependen mucho del carácter y conducta de sus esposas. Estos deben ser piadosos, prudentes y discretos, especialmente en el uso de la lengua; y no digan nada que sea adecuado para hacer el mal a sí mismos oa los demás. También deben ser uno en juicio y esfuerzo con sus maridos en el gobierno de sus hijos, y ejemplos de sabiduría y energía, paciencia y bondad, en todas sus preocupaciones.

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