La gracia del Señor Jesucristo ; el favor que concede a su pueblo afectuoso y obediente.

El amor de Dios ; manifestado en el don de su Hijo, y derramado en el corazón de su pueblo.

La comunión del Espíritu Santo ; su graciosa presencia, divinas comunicaciones, gracias y consuelos sean y permanezcan con todos vosotros.

Amén ; pues dejalo ser; y así, si le obedecéis por la gracia, será por los siglos de los siglos. La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo, comprenden todas las bendiciones que el corazón más benévolo puede desear. Por lo tanto, todos los verdaderamente sabios los buscarán con el mayor fervor, para sí mismos y para sus semejantes; ya todos los que creen en Cristo y andan en sus caminos, les serán dados por él, para gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, el único Dios vivo y verdadero, por los siglos de los siglos. Amén.

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