creyendo ; con la fe de los milagros que les concedía, y bajo la especial enseñanza del Espíritu Santo, por la cual podían discernir si una cosa era o no conforme a la voluntad de Dios. Si vieran que no lo era, no lo pedirían, ni creerían que deberían recibirlo. Si veían que era, y pedían, creyendo, lo recibirían, aunque sería tan difícil como la remoción al mar del monte de los Olivos, sobre el cual estaban pasando en ese momento.

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Antiguo Testamento